¿Quienes financiaron a Hitler? | Fundación Estación Esperanza
La humillante posición de Alemania tras la Primera Guerra Mundial, una crisis económica desesperante, el rebrote nacionalista de un país derrotado, y sobre todo la búsqueda en todos los frentes de un líder capaz de detener lo que entonces parecía el máximo terror imaginable para la burguesía, como era el comunismo soviético, y el movimiento comunista alemán que ya había protagonizado una revolución en 1918, y que crecía y se fortalecía, con enfrentamientos armados y huelgas constantes, llegando a ser un alarmante peligro para el Estado. Tanto que entre finales de 1918 y principios del 1919 se formó la República de Consejos de obreros y soldados del Estado de Baviera, de inspiración soviética, la cual fué finalmente ocupada y reprimida por el Estado burgués alemán y los paramilitares fascistas de los freikorps, de los que mas tarde saldrían muchos líderes del patido Nazi.
Estas fueron las razones por las que banqueros, petroleros y grandes empresarios respaldaron económicamente a Hitler y al nazismo, mientras se beneficiaban del sistema económico que ayudaban a crear.
¿Se han preguntado alguna vez cómo Adolfo Hitler, un pintor mediocre de origen austriaco, pudo convertirse en el Führer de Alemania durante las décadas de los años 30 y 40 del pasado siglo?
El fenómeno nazi no constituyó una casualidad histórica, ni mucho menos un capricho filosófico llevado a la práctica por un sólo hombre. Tuvo sus seguidores, muchos con grandes fortunas, verdaderos alquimistas del mundo de las finanzas de aquel entonces.
De acuerdo con múltiples investigaciones realizadas en los últimos años, banqueros de Wall Street (entre otros) financiaron la ascensión al poder de Hitler extrayendo cuantiosas ganancias, y lo que resulta aún más deplorable es el hecho de que la familia del ex presidente de los Estados Unidos formó parte también de ese grupo de personas.
Los autores norteamericanos Webster G. Tarpley y Anton Chaitkin, en George Bush: The Unauthorized Biography (GB: Una Biografía Indeseable), resumen en esta obra recién publicada, que “Prescott Bush (el abuelo de George W. Bush) y otros directores de la Union Banking Company (UBC) eran colaboradores de los nazis”.
El libro narra que en 1922 —en los comienzos del nacional-socialismo— el empresario en transporte ferroviario W. Averell Harriman viajó a Berlín y se entrevistó con la familia Thyssen para proponerle la fundación de un banco germano-estadounidense. Los Thyssen ya eran los dueños, tras bambalinas, de varias instituciones financieras que les permitían transferir su dinero de Alemania a Holanda, y de allí a Estados Unidos.
Estos bancos eran el August Thyssen Bank, con sede en Berlín; el Bank voor Handel (Países Bajos) y la Union Banking Corporation (Nueva York).
A inicios de la década del 20, uno de los miembros de esa familia, Fritz Thyssen —autor del libro I Paid Hitler (Yo financié a Hitler)— aportó 25 mil dólares al recién constituido Partido Nacional Socialista Alemán, llegando a convertirse en el primero y más importante financiero del Führer en su ascenso al poder.
Según los autores de la citada obra, Thyssen estaba fascinado por Hitler: “Me di cuenta de su talento de orador y de su capacidad de dirigir a las masas. Sin embargo, lo que más me impresionó era el orden que reinaba durante sus mítines, la disciplina casi militar de sus seguidores.”
Así, en 1931, Thyssen se afilia al Partido nazi y se convierte en uno de los hombres más poderosos de la maquinaria de guerra.
Por aquel entonces, este magnate presidía la German Steel Trust, consorcio de la industria del acero fundado por Clarence Dillon, uno de los hombres fuertes de Wall Street. Un colaborador de confianza de Dillon era Samuel Bush, padre de Prescott, abuelo de George Senior y bisabuelo de George Bush Junior.
En 1923, Harriman y los Thyssen decidieron crear el banco, y designaron como presidente a George Herbert Walker, suegro de Prescott. Posteriormente, en 1926, crearon la Union Banking Corporation (UBC) y pusieron al frente de ella al señor Prescott Bush. Ese mismo año, fue nombrado también vicepresidente y socio de la Brown Brothers Harriman. Ambas firmas permitían a los Thyssen enviar su dinero desde Alemania hacia Estados Unidos, vía Holanda.
“Aunque un gran número de otras sociedades ayudaron a los nazis (como la Standard Oil y el Chase Bank de Rockefeller, así como grandes constructores de automóviles norteamericanos), los intereses de Prescott Bush fueron mucho más profundos y siniestros”, escribe el economista norteamericano, Victor Thorn.
Añade Thorn que “la UBC se convirtió en vía secreta para el amparo del capital nazi, pues salía de Alemania hacia Estados Unidos, pasando por los Países Bajos. Y cuando los nazis tenían necesidad de renovar sus provisiones, la Brown Brothers Harriman volvía a mandar sus fondos directamente hacia Alemania”.
Por tanto, la UBC recibía el dinero desde los Países Bajos y la Brown Brothers Harriman lo reenviaba. ¿Y quién formaba parte de la dirección de estas dos compañías? Prescott Bush en persona, el primer blanqueador de dinero de los nazis.
Tarpley y Cheitkin explican en su obra que: “De esta forma una parte importante de los cimientos financieros de la familia Bush fue constituida mediante su apoyo y ayuda a Adolfo Hitler. Por tanto, el actual exp residente de Estados Unidos, así como su padre (ex Director de la CIA, ex Vicepresidente y ex Presidente), llegaron a la cumbre de la jerarquía política norteamericana gracias a que su abuelo y padre, su familia en general, ayudaron financieramente y alentaron a los nazis”.
Un tiempo después, en octubre de 1942, las autoridades estadounidenses incautaron los fondos bancarios nazis de la UBC, de Nueva York, cuyo máximo directivo era Prescott. La firma fue denunciada “como entidad financiera y comercial colaboradora del enemigo” y todos sus haberes resultaron incautados.
Posteriormente, el Gobierno norteamericano ordenó también la incautación de otras dos sociedades de primera fila, dirigidas por este señor por cuenta de la sociedad bancaria Harriman: la Holland-America Trading Corporation (Sociedad de comercio holandesa-norteamericana) y la Seamless Steel Equipment Corporation (Sociedad de Equipos de Acero).
Luego, el 11 de noviembre de 1942, otra sociedad dirigida por Bush y Walker, la Silesian-American Corporation, fue embargada por la misma Ley sobre el comercio con el enemigo.
No obstante, en 1951, se levantó el embargo y el emprendedor hombre de negocios recuperó un millón y medio de dólares que destinó a nuevas inversiones que, a la larga, engrosaron el patrimonio de la familia Bush.
A esto habría que añadir un resumen de un grupo de expedientes pertenecientes a los servicios de información holandeses y norteamericanos que confirman “los lazos directos entre Prescott Bush, la familia alemana Thyssen y las ganancias de muerte sacadas por un grupo de familias ricas norteamericanas de la Segunda Guerra Mundial.
Tarpley y Chaitkin afirman que “el gran crac financiero de 1929-1931 conmovió a Norteamérica, Alemania y a Gran Bretaña, debilitando a sus respectivos gobiernos. Asimismo volvió muy diligente a Prescott Bush, más deseoso aún de hacer todo lo necesario para guardar su nuevo puesto en el mundo. Fue durante esta crisis que algunos anglo-norteamericanos adinerados apoyaron la instalación del régimen hitleriano en Alemania.”
En resumen, los autores de Una biografía indeseable, afirman categóricamente: “La fortuna de la familia del Presidente surge como resultado de su apoyo incondicional al proyecto político de Adolfo Hitler” .
La UBC, dirigida por Prescott Bush, y en cooperación estrecha con la entidad German Steel Trust, de Fritz Thyssen, intervino en el surgimiento, preparación y financiamiento de la maquinaria de guerra nazi, a partir de la construcción de blindados, aviones de combate, cañones y explosivos.
La tendencia de apoderarse de territorios y fortunas de los Bush, como se observa, no es algo nuevo. Esos genes fascistas se gestaron en los años 30. Por tanto, no es un disparate calificar como fascista la ocupación de Afganistán e Iraq y las amenazas a otros países con continuar la ofensivas blitzkrieg.
Esto demuestra una vez más la estrecha relación de colaboración que los nazis tuvieron con el capitalismo y que otras dictaduras fascistas han tenido posteriormente en momentos puntuales, siempre que les sirviera al Sistema para utilizarlos como fuerza de choque en las épocas de crisis económicas contra los verdaderos movimientos revolucionarios.
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