No, no fueron los hermanos Wright. Hemos de ser justos y considerar que el primero en realizar un vuelo tripulado se adelantó unos cincuenta años a los Wright. Sin embargo, ignoramos su nombre.
Lo que sí sabemos es que trabajaba para sir George Cayley (1773-1857), un aristócrata de Yorkshire (Inglaterra), pionero de la aeronáutica y el primero que estudió científicamente el vuelo de las aves. Cayley también describió correctamente los principios de “elevación, arrastre e impulso” que rigen el vuelo, construyendo en base a ellos una serie de prototipos de máquinas voladoras.
Su primer prototipo fue presentado en 1804. Cinco años más tarde, probó una versión de tamaño real, pero sin piloto. Treinta años después, alguien se atrevió a convertirse en el primer piloto de esta suerte de paracaídas dirigible. Era 1853, y trabajaba como cochero de Cayley. Este anónimo personaje, pues, fue el primer ser humano en volar en una máquina más pesada que el aire.
Tal y como explica John Lloyd en su libro El nuevo pequeño gran libro de la ignorancia, Cayley no solo nos legó las alas para volar:
Su trabajo con el tren de aterrizaje del planeador supuso, literalmente, volver a inventar la rueda. Necesitaba algo ligero y resistente, capaz de absorber el impacto del aterrizaje, y se le ocurrió utilizar ruedas con radios que se aguantaban por la tensión, en lugar de tallarlas en madera sólida. Transformaron el desarrollo de la bicicleta y del automóvil y se siguen utilizando mucho en la actualidad.Los hermanos Wright volaron medio siglo después, en 1903, inspirando en Cayley y en otro héroe muy olvidado en el mundo de la aviación: Otto Lilienthal, un prusiano que se convirtió en la primera persona en volar regularmente. Antes de que los Wright volaran, él ya había planeado unas dos mil veces, pero murió en un accidente al despeñarse en 1896.
Y tampoco debemos dejar que nuestra miopía british nos haga olvidar Brasil. Y es que el brasileño Alberto Santos Dumont fue el primer hombre en despegar a bordo de un avión, impulsado por un motor aeronáutico (algunos países consideran a los hermanos Wright como los primeros en realizar esta hazaña, debido al despegue que ellos realizaron el 17 de diciembre de 1903). Sin embargo, Alberto Santos Dumont fue el primero en cumplir un circuito preestablecido, bajo la supervisión oficial de especialistas en la materia, periodistas y ciudadanos parisinos.
El 23 de octubre de 1906, voló cerca de 60 metros a una altura de 2 a 3 metros del suelo con su 14-bis, en el campo de Bagatelle en París. En menos de un mes, repitió la hazaña delante de una multitud de testigos, recorriendo 220 metros a una altura de 6 metros. El vuelo del 14-bis fue el primero verificado por el Aeroclub de Francia, de un aparato más pesado que el aire en Europa y posiblemente la primera demostración pública de un vehículo levantando vuelo por sus propios medios, sin ser impulsado. El 14-bis tuvo un despegue auto-impulsado, razón por la cual, Santos Dumont es considerado por parte de la comunidad científica y aeronáutica como el Padre de la aviación.