Nuevo articulo de nuestra amiga Sara Guerra, en la cual refleja una preocupación que todos los sudamericanos deberiamos compartir, respecto a la soberada decisión asumidad por el pueblo norteamericano, para muchos Venezolanos no es sino la promesa del inicio de la una pesadilla aún mas larga, por la reconocida complicidad implicita en la aplicacion de las politicas democratas que se traducen en retroceso frente a los problemas de las democracias foraneas en tanto puedan seguir haciendo negocios.
Obama quiere dialogar los HCF y eso es un ejercicio inutil, por que HCF no dialoga, es una máquina para oprimir y masacrar y para el la intención de dialogar es un compas adicional para orpmir nuestro pueblo.
F González
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Por SaraGuerra
Nuestra principal preocupación como colombianos en las presidenciales de los Estados Unidos es esencialmente el respaldo en las luchas que se libramos actualmente y que se verían seriamente afectadas en la sostenibilidad económica y logística, que presumimos se acortará en el gobierno del demócrata Obama.
Por la conformación geopolítica actual, nos sabemos rodeados de vecinos que no “entienden” nuestras preocupaciones e intereses. Pero y si ahora quedamos completamente solos en Suramérica? Y si tal vez lo estamos hace mucho?
Nosotros vivimos expuestos y sufrimos más violencia que el resto de suramericanos porque hay desde las entrañas de la sociedad, grupos de terror que nos han amedrentado por décadas. Pero siempre contaremos con los vecinos para esta lucha cuando somos nosotros los directos responsables y perjudicados?
Más allá del soporte gringo que seguramente se mantendrá (con algunos recortes y redireccionamiento de recursos) sabemos que los Estados Unidos ya no se comprometerán como antes, y ad portas de la entrega del poder de Uribe, a menos que algo extraordinario ocurra, se le dará un respiro a los reductos de las Farc. Para lo que ya su canciller, Piedad Córdoba, anuncia a los cuatro vientos su mediación.
Mi reflexión se encamina a que más allá del apoyo que brinden o no los Estados Unidos u otro Estado, la lucha que libramos en Colombia contra el terrorismo y la delincuencia, es una lucha nuestra y así debemos asumirla. Si fuera posible con estructura y recurso propios, como en el fondo siempre ha sido y como en realidad nos corresponde.
Esta lucha no es sólo de Uribe o de los militares, debemos tornarla un objetivo cardinal y de nación, sentar éste momento histórico como punto de no retorno, como mencionó antes el Presidente, no es suficiente sólo de celebrar los triunfos del ejército, aportemos conciencia, porque aún nos esperan tiempos difíciles.
Mientras se sigue combatiendo en las montañas, hay pequeños círculos civiles que desde tienen una clara función desestabilizadora, y que venden en el exterior una imagen caótica del Estado que prende las alarmas en la comunidad internacional. Diariamente circula por la red una carga abrumadora de mensajes incitando la inconformidad, promoviendo desconfianza en una institución específica: El gobierno.
Nos quedaremos callados? Impasibles? No entiendo de dónde tanta soberbia de una insolente minoría que no acostumbra a dar la cara, que con seudónimos y panfletos pretende intimidar y enseñarnos la ética que nunca conocieron, cuando para actuar se cobijan en la innoble penumbra. Presumen de moral y de buen gobierno sin estar preparados para dar un debate ante universitarios sino que bajo la capucha y los alias quieren hacernos retroceder de nuestro respeto a la institucionalidad y las leyes.
Nunca antes se vio tanta saña en desdibujar con patrañas la ardua labor de alguien. Jamás los vimos con tanta angustia y desespero intentando desequilibrar a un gobierno o a una persona en particular como han intentado desde hace mucho con Álvaro Uribe Vélez.
Mentira tras mentira, publicación de comentarios sesgados, noticias parciales de algunos bloggers al servicio de intereses oscuros que tratan de encriptar una imagen distorsionada de Colombia en la mente de los extranjeros y los mismos nacionales incautos como si éste fuera un país de aquellos donde apresan sin motivos a los que ejercen la oposición.
Aquí señores, la oposición se queja de un Estado terrorista, pero son curiosamente ellos los que andan escoltados, entran y salen del Congreso, viajan por el mundo y hasta con narco-terroristas declarados cruzan cartas y mails sin que nadie les diga nada. Obviamente yo no atribuyo tendencia ideológica a su conducta, sino a un instinto superior de disolución y decadencia que pervive en mentes enfermas, huérfanas de poder y reconocimiento.
Como ciudadana hablo y por ello propongo que socialicemos y asumamos esto: Sí respetamos al gobierno y las fuerzas militares, no obstante reconocer falencias que de toda institución se predican y que conforme al mismo Estado de Derecho que tenemos se investigan, juzgan y condenan. Expresemos pues, repudio masivo y vehemente a todos aquellos que en absurdo delirio quieren hacernos ver ante el mundo como cautivos de un régimen de terror que sólo existe en sus cabezas y en sus deformadas lecturas.
Esperemos y luchemos por el apoyo internacional, pero si los ciudadanos no asumimos nuestro compromiso histórico, seremos tomados por las próximas generaciones como cómplices mudos de un resurgimiento de terrorismo en Colombia. Esta responsabilidad no es de Barack Obama ni de nuestros vecinos. Aceptemos que en 2010 habrá nuevas elecciones y que sí es viable extirpar los generadores del terror en nuestro país. Apoyemos la lucha frontal contra el delito provenga de donde provenga, cooperemos en nuestro país al restablecimiento de la paz y hagamos el esfuerzo mental de percibir la cohesión que en realidad tenemos, de vernos como cuerpo, como nación, en pos de la superación de las barreras de delincuencia y de pobreza, con miras a un posicionamiento que sí esta a nuestro Al alcance en este momento histórico.
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