Mientras muchos en Colombia trabajaban sin descanso y ponderaban la difícil situación para enfrentar con dignidad los “gatos bravos” de Hugo Chávez y Rafael Correa e incluso por superiores motivos patrióticos, nuestros comerciantes (grandes perdedores en los cierres de fronteras) pusieron mucha comprensión de su parte, otros no tuvieron que esforzarse mucho para envilecerse más a nuestros ojos.
Me refiero a la actuación del infaltable grupo de colombianos (gracias a Dios, reducido; gracias a Dios, sólo los de siempre) ante los presidentes de Venezuela y Ecuador aludidos: Confesos enemigos de la democracia colombiana, en momento de roces diplomáticos por su rastrera colaboración con las narco-terroristas Farc. Inexcusables ambos gobiernos porque son testigos cuasi-presenciales de la crueldad de estos delincuente por motivos de vecindad y por la difusión de los medios.
Y en este desagradable contexto aquellos colombianos se trasladaron a Venezuela y Ecuador solidarizándose con los bandidos del monte y los de la casa de gobierno. Pretendidos representantes no sabemos de quién ni por qué, se exhiben los sinvergüenzas ignorando ex profeso la autoridad del Estado colombiano, presumiéndose interlocutores donde nadie les llamó.
Los de siempre: Nuevamente el mismo reparto de inestabilizadores de todo incidente: El colectivo colombianos “por la paz”, algunos congresistas del PDA, Piedad Córdoba y Ernesto Samper; es decir, dos grupúsculos del Polo y dos liberales sin Dios ni ley, descaradamente inclinados todos hacia Rafael y Hugo Rafael, presidentes de Ecuador y Venezuela, respectivamente; quienes están otra vez en plan de arrogantia lata, mancillando las mismas instituciones que los tales personajes representan.
Y es curioso que por cosas menos graves que éstas, como el voto pro-Referendo, se abren temerarias investigaciones en la Corte Suprema de Justicia; se pensaría pues, que las conductas de estos individuos deberían ser examinadas por aquellos que “velan” por la moralidad pública, porque la traición a la patria se sospecha de aquellos que se apropiaron cual delegatarios e intérpretes del sentir nacional sin autorización alguna. Igualados, usurparon funciones presidenciales.
Qué hipocresía la de estos enemigos, que deberían llamarse opositores de la patria: Pretenden cooperar ayudando a restablecer relaciones diplomáticas y comerciales con Venezuela y Ecuador, cuando son precisamente ellos los que desprestigian al país y su Gobierno en el mundo, pero me pregunto si será en realidad simple hipocresía o vil acto de traición a la patria, tal vez un sucio complot contra el Gobierno o todas las anteriores?
Hablando del comportamiento de Ernesto Samper, que es el tema de que me ocuparé, causa hilaridad que sea precisamente él quien "lime" relaciones internacionales cuando la época más oscura en ésta política de Estado fue la de su des-gobierno. Su desvergüenza arruinó la reciprocidad con el principal socio comercial de Colombia (Estado Unidos) su testarudez nos colocó en la mira del mundo entero como una narco-democracia y aún así dizque por dignidad (condición que él no conoce) en aquel tiempo, prefirió ignorar los reclamos del comercio nacional que sufría grandes pérdidas. Pues resulta que ahora a este señor le trasnochan las relaciones internacionales del país, en momentos en que la queja colombiana es sobradamente justa y oportuna.
No recuerda este conspirador, cuando ni él mismo siendo Presidente podía salir de Bogotá porque lo esperaban el retén o la pesca milagrosa, en el gobierno de la gente, cuando lo frecuente eran vacuna y boleteo. Pero tranquilo ex-Presidente, ya puede relajarse y desconocer el glosario de temor e indignidad que Usted ayudó a construir porque con el cambio de gobierno esos términos quedaron proscritos de nuestro léxico por la Política de Seguridad Democrática.
Y para mayor deshonor, expresidente: No hemos visto ni un solo ecuatoriano o venezolano opositor averiguando ni reuniéndose con Uribe o con autoridades colombianas en éste momento de fricción, pero usted tan sinvergüenza, saborea gustosos manjares en Miraflores o Carondelet que conforme a justicia divina, cual Fernando Botero, vomitará en su momento.
Podríamos quizá esperar algo más de un político que por librarse de merecido carcelazo, entregó su propio “amigo” y compañero de campaña? si Fernando Botero Zea e incluso el mismísimo Horacio Serpa, pagaron con creces embarcarse en el ingrato berenjenal de la “amistad” presidencial, qué esperaremos los demás? Será acaso que Ernesto “el honesto”, se cree con mucho partidario al que debe atender? No se engañe…Nadie le respeta. Él es como el busto de Tirofijo en Venezuela: Representación de un episodio inmoral de este país. Es posible también que no se engañe y precisamente actúe así porque ya no tiene nada que perder.
Comprobamos que a veces en momentos de gran importancia histórica se optó por soluciones erráticas: Creímos que en época de entuertos del 8.000 se invirtió una nutrida parte del erario comprando la impúdica absolución de Ernesto Samper. Craso error, compatriotas! victoria pírrica! se perdió más por guardar apariencias de una gobernabilidad que no existía y todo lo acontecido nos da la razón: Él se creyó invicto y se alió con nuestros enemigos (Las Farc y sus colaboradores). Habría sido menos costoso económica, política e históricamente un desenlace hondureño a esa infeliz ocasión de nuestra historia reciente.
No se cansa de crear confusión? Cómo sin reparos interviene contra el país cuyo tesoro usufructúa indignamente en cuanto tema espinoso hay? Si él desea vengarse por la nula aceptación de su mandato, hay que aclarar que ese hecho fue generado por él mismo, consecuencia de tanto chanchullo y tanta duda. Para ilustrarlo sólo basta un repaso breve al amargo final de su historia: Fue Presidente conforme a su ambición pero retribuyó un precio mayor que los millones recibidos al Cartel. Historia inolvidable, triste ejemplo de vida y por eso quien se junte con él no saldrá ileso, todos pagaron con rumores la más sencilla alianza y eso que se dijo acerca del Estado de Opinión, válido o no académicamente: Le viene como anillo al dedo porque ante la nación es codicioso oportunista por antonomasia y ahora además, traidor. Jamás se pasará por alto su ensombrecida reputación, pobre herencia dejaste a tus hijos, Ernesto Samper.