Para conocer esta diferencia es necesario comenzar por la concepción sobre la democracia, ya que en la actualidad no basta decir que es el gobierno del pueblo, ejercido por el pueblo y para el pueblo, que a todas luces habla de participación más que de representación; sino entenderla como el punto de equilibrio en el cual el estado, la sociedad civil y las sociedades intermedias coexiste de forma responsable, productiva, efectiva y eficaz entre sí, por lo cual no se puede decir que es la forma de gobierno donde se hace lo que dice la mayoría porque eso castra la libre representación y la proporcionalidad de esta.
Pero todo lo anterior apenas nos sirve entender que en una democracia verdadera deben existir organizaciones intermedias entre el estado y la sociedad civil, pero la pregunta es y ¿sobre la democracia participativa? tan preeminentemente y ostentosamente referenciada, es inquietante que tras 25 años de haber promulgado el modelo muy pocas personas están conscientes que en una democracia bien concebida no hay posiciones absolutistas frente un enfoque o el otro, de hecho existe complementación de alcances, ya que la participación es un mecanismo legítimo en los niveles vecinales, parroquiales y hasta legislativos municipales esto considerando al municipio, como la célula básica de la sociedad política.
Mientras que la representación es lo que hacemos para interactuar entre las células de la sociedad política nacional, a estos fines se nombran representantes al parlamento regional, nacional e inclusive ante entes internacionales y en ese aspecto la democracia como hoy la concebimos está basada en los postulados de la teoría económica de la elección popular de Buchanan, sobre la cual las organizaciones político-partidistas centran su acción, sobre esto en el ensayo sobre humanismo político aplicado a los procesos de participación política utilice como argumento la tesis de Enrique Auvert al respecto.
Es en este punto comúnmente se somete a discusión es si estamos viviendo o no en una democracia y la respuesta aún cuando es sencilla, por la precaria situación política presente impide a muchos expresarse libremente y de plano eso es contario a la democracia. Es importante destacar que para Weber la democracia no era una forma de gobierno natural sino más bien un mecanismo de consenso al cual llegan los entes sociales para coexistir, consideraba a su vez como una de las variadas formas de dominación que usa la sociedad y describe en su tratado sociológico al respecto.
La dominación la concibe a partir del ejercicio de un liderazgo carismático dentro del cual clasifica un subtipo como el sultánico, modelo según el cual explica Yepes la única forma de disfrutar de los derechos implícitos de la ciudadanía no es otra que tener la venia que se concede tras la subordinación absoluta a quien detenta el poder cual sultán y no hace otra cosa que destruir toda sociedad intermedia para erigirse como un estado unipersonal y dispensador por tanto de bienes, derechos y otros asociados al ejercicio ciudadano a cambio de la más absoluta lealtad a su persona.
Otros atinan a preguntar ¿totalitario o autoritario?, siendo el totalitario de plano autoritario, en la tesis de Vallenilla Lanz sobre el cesarismo democrático, refiere el modelo centrado en el carisma de un líder que ha sido el prototipo de eso que hemos llamado caudillismo y que aún hoy le causa tanto daño a la nación.
Pero necesitaba ir a los postulados de Linz en los cuales modelo autoritario se ejerce a través de una serie de normas formalmente mal definidas, con las cuales se crea una estructura definida que tiene límites procedimentales y administrativos que conducen a condicionamiento organizativo, social e ideológico producto del control que el partido ejerce sobre la sociedad.
Mientras que el tipo de ejercicio que vivimos es del tipo personalista, más allá de los límites teóricos del cesarismo democrático y entra en el modelo sultánico propuesto por Weber, que en esencia está basado en el personal ilimitado, abierto y encubierto de forma tal que los aparatos administrativo y militar no son más que instrumentos sometidos a la discrecionalidad de la voluntad del sultán, no existen límites entre los público y lo privado, no existe por tanto autonomía de los poderes, ya que el disfrute de cualquier derecho natural o beneficio por mínimo que sea depende única y exclusivamente al compromiso de lealtad entre el sultán y quienes le rinden sus derechos ciudadanos y políticos.
Finalmente la dictadura en la edad contemporánea se define como militares o reaccionarias que se orientan a modernizar el estado o revolucionarias que no hacen sino reforzar el poder del estado, se clasifica entre otras como cesarista si se basa en el carisma de un líder y totalitaria si se centra en el control, siendo antidemocrático por definición el régimen que no reconoce la separación de los poderes, el pluralismo político y se sirven de la violencia para imponerse con o sin legitimación electoral.
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