Hace ya hace 32 años que los bravos y valientes comandos del ejército israelí lograba rescataba de las garras de régimen de Idi Amin y de las Brigadas Rojas Alemanas a un grupo de sus ciudadanos en Entebbe, acción escrita en la gloriosas paginas de la historia, hoy esas páginas vibran de nuevo porque a mitad de 2008 los comando del ejército colombiano lograron rescatar algunas de las victimas secuestradas por fuerzas irregulares decretando la ya anunciada muerte y colapso de las FARC.
Esto no es obra del azar, las fuerzas del ejército colombiano ejerciendo las funciones de comando, control, comunicación e inteligencia lograron realizar un rescate sin un disparo, hiriendo de muerte a las FARC, objeto que está lejos de toda discusión ya que el marxismo fue defenestrado en los años 90 del siglo pasado del rincón de los enfoques ideológico-doctrinarios a nivel internacional.
Pero la izquierda tiene la extraña costumbre de atentar contra las estructuras establecidas y alegar que lo hacen por el bienestar del común, lo cual les confiere una patente de corso para matar, asesinar, ultrajar y toda clase de crímenes contra la humanidad a lo cual alegan que son victorias populares, pero si el estado asume un rol defensivo de la institucionalidad entonces este último pasa a ser un ente criminal.
La acción de hoy debe tener al menos un par de años de planeación, tiempo en el cual infiltraron el núcleo de las FARC al punto en el cual lograron desarticular y quitarles de las garras a las personas que retenían como cautivos con su absoluta aprobación.
La única operación que se había realizado en nuestro continente fue el asalto al arsenal de puerto cabello en los preparativos del 23 de enero del 58, capitulo por demás sepultado en el olvido de la memoria colectiva de nuestro país; contradictoriamente Colombia muestra con orgullo a los héroes de su acción, pero nosotros los sepultamos en el olvido.
Que actos tan nobles al rendir tributo a las instituciones y a los hombres que en ellas sirven, que contraste cuando en nuestra patria se cambian los sacro-santos símbolos de la nación por los colores de los partidos de turno y el poder del estado se utiliza para no hacer otra cosa sino personalismo al más puro estilo estalinista.
Aplaudo a los hijos e hijas de la hermana República, pero por dentro me remuerde la conciencia por no haber hecho aun suficiente para alejar del poder a quienes hoy le detentan que no son sino la retrograda expresión de la izquierda, nuestra patria sangra por el inútil duelo entre la izquierda moderada hija de aquel nefasto socialismo con cara humana y la revolucionaria heredera del comunismo alienante de las libertades humanas, cuando ninguna de las dos es una salida verdadera, sino una condena segura.
Nos ahoga la izquierda y nos negamos a ver las soluciones, desde el 58 no se ha hecho sino profundizar el proceso de izquierdización de nuestra nación, se nos obliga a darle gracias a los gobernantes que no hacen humillar a nuestro pueblo al obligarlo agradecer por aquello que es su sagrado y soberano derecho.
Que contraste cuando la torpe incompetencia que como políticos ostentamos, no ha hecho sino abatir los logros que la sociedad civil organizada, pues es ella quien ha logrado poner en jaque al régimen en más de una oportunidad, pero buena parte de nuestra dirigencia no son más que oportunistas y mercaderes que viven de la miseria y humillación de los hijos e hijas de esta nación.
En este momento es cuando la hermana nación debe usar mano firme y acabar con los reductos de las FARC, aun cuando eso implique asolar los campamentos que existen en nuestro país, sí que lo hagan eso nos va ahorrar lagrimas y sangre inocente derramada mañana, no traiciono la patria al sugerir esto, la traicionaron, vejaron y ultrajaron quienes la usan para permitir en ella se asiente los enemigos de la humanidad, reto a los verdaderos traidores de la patria a demostrar lo contrario.
De nuevo mis respetos a las acciones de un verdadero gobierno, uno como el que aspiro para mi nación, uno por que comencé a luchar hace 9 años cuando nadie creía en las afirmaciones sobre los peligros de este régimen y la necesidad que teníamos como venezolanos que nunca llegaran al poder, porque derramaríamos mucha sangre inocente para liberarnos.
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