Por Oswaldo Alvarez Paz
Hemos repetido hasta el cansancio que Hugo Chávez gobierna al margen de la Constitución y las leyes de la República. Jamás habíamos tenido un presidente tan alejado de sus deberes y obligaciones, alineado en dirección radicalmente contraria a los intereses de la nación. Lo decimos una y otra vez porque se corresponde con una seria convicción sobre la urgente necesidad de removerlo de su cargo o, al menos, de solicitar su renuncia apelando a toda la fuerza de opinión de que seamos capaces. ¿Se logrará el objetivo? Estoy seguro, si actuamos sin vacilaciones y con la decisión de asumir los riesgos que la naturaleza de este régimen impone. Pero no tengo escrúpulos éticos, políticos ni jurídicos para pregonar la necesidad de ponerle punto final a la situación actual de Venezuela.
Como si fuera poco lo padecido en esta década nefasta, ahora considera punto de honor tomar por asalto la gobernación del Estado Zulia, el de mayor población, productividad y ubicación estratégica insustituible. Ha traspasado todos los límites de la moral, de la decencia y de la convivencia ciudadana. Chavistas y no chavistas, propios y extraños aún no salen de su asombro por la procacidad, la vulgaridad y la falta de respeto de este señor para con un pueblo que lo rechaza con todas sus fuerzas. No se trata solamente de las cobardes agresiones, mentirosas e infames, contra el gobernador Manuel Rosales prevalido de la fuerza bruta desplegada en Maracaibo, bestialmente representada por unos cuantos miles de mercenarios uniformados que creen amenazar con su presencia a un pueblo que no les teme, logrando desaparecer el ya deteriorado respeto hacia la fuerza armada nacional. Se trata también del odio profundo, del desprecio calculado y de la agresión sistemática contra la zulianidad, con todo lo que ella envuelve.
A veces pienso que estamos ante un problema de alta psiquiatría. El tipo está loco. De “mollejón”, como decimos en Maracaibo. Pero como bien afirmaba Carlos Alberto Montaner en reciente artículo, “los locos también matan”. Éste no es de los locos divertidos que hacen reír y mueven a compasión. No. Es tan grande la perversidad, la maldad y el calculado daño que genera que con toda seriedad llegó la hora de pararle el trote. No tengo dudas. El Zulia, la zulianidad como jerarquía sociológica, será factor determinante para finalizar este drama con la salida del tirano y la caída de esta dictadura del siglo XXI que en nombre del socialismo a la cubana que trata de implantar, destruye principios, valores y tradiciones.
Pablo Pérez Álvarez será el próximo gobernador del Zulia. Manuel Rosales volverá a la alcaldía de Maracaibo. Ambos con votaciones extraordinariamente elevadas que convencerán al loco de la inutilidad de sus esfuerzos. Si se empeña en inhabilitar a Rosales con artificios jurídicos o por la fuerza, acelerará la etapa final de este proceso. Venezuela sigue con atención cuanto sucede en el Zulia y viceversa. ¡Al loco le queda poco!
oalvarezpaz@gmail.com Lunes, 3 de noviembre de 2008
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