Por Sara Guerra
Si tratáramos de identificar qué o quién es el verdadero rival de la izquierda colombiana, podríamos pensar que es una tarea ardua, ya que algunos culpan de todos los males al sistema monetario, a la derecha, al imperio, al capital, a un gobierno específicamente o todas las anteriores, porque poseen una larga lista de posibles responsables de la miseria, el desgreño institucional o cualesquier entuerto y desaguisado. Aquel adversario imaginario a quien ellos llaman: Enemigo de los pueblos, por aquella bendita costumbre de elucubrar en colectivo, lenguaje inclusivo que hace de su enemigo el de una nación completa.
El buscar culpables hace parte del gran legado de sus ideólogos, políticos y columnistas porque en vez de trabajar por solucionar las dificultades que reprochan todo el tiempo, se les va la vida y el discurso en la búsqueda de culpables. Gran sofisma ese de olfatearlos en todos lados excepto en ellos mismos y es la razón de su eterna inconformidad pero podrían partir de la premisa equivocada…el enemigo podría no ser el Estado señores, sino la corrupción de algunos gobernantes de toda tendencia, incluso de izquierda; siendo así, lo que habría que combatir no es al Estado, sino las prácticas corruptas de algunos y para eso están tanto la justicia ordinaria como los entes de control, si hay algo que pueda hacer frente a esa corrupción es apoyar a los entes de control y cooperar con las autoridades en vez de oponerse o enfrentarse a ellas.
Pero realmente no es complicado encontrar al enemigo en su propio delirio, de ahí que despavoridos huyen y se ocultan sin que nadie les persiga, desvaríos con los que, a través de los medios, pretenden convencer a todo ciudadano incauto de que se les persigue y ultima sin razón, según ellos, todos quieren matarlos mientras solo buscan el bien común y de forma desinteresada, que son incomprendidos mártires de izquierda. Y para ejemplo de sus exóticas prácticas políticas tenemos que hacen escandalosas denuncias por violación a sus derechos ante organismos de DDHH y aún detentando el poder, se hacen a si mismos objeto de cacería como herramienta poderosa y recurrida.
Y esa es la característica que los identifica hasta cuando tienen el poder. En Suramérica, hasta los gobernantes de izquierda que en sus países movilizan a su favor grandes bloques ciudadanos en elecciones y referendos con su sola imagen y quién lo diría…se victimizan todo el tiempo y precisamente en sus propios países. Conocido es que repetidamente denuncian intentonas de magnicidio, de derrocamientos y de golpes de Estado, ampliando siempre el menú de conspiradores: Opositores, el “Imperio”, militares, medios de comunicación, estudiantes y la iglesia entre otros más. Señalamientos por doquier de hechos que sin pruebas alarman la opinión pública, enardecen militantes, y alertan organismos de inteligencia, imputaciones que no se materializan nunca y que por lo tanto también, constituirían falsos positivos de la escandalosa izquierda suramericana.
Exóticos Cooperantes…
Pero para lograr ser escuchados, tienen interesantes colaboradores. En su virulenta labor de “denuncia”, les acompañan muchas ong´s que son en realidad movimientos políticos, sufragadas por europeos, que no es de extrañar. Pero llegan al punto de lo insólito al recibir cooperación de “creyentes cristianos”: Grupos religiosos de aquella doctrina que desprecian, y que en realidad deberían llamarse activistas, mas no creyentes, porque en vez de predicar el evangelio de las Escrituras, se han convertido en grupúsculos útiles de la izquierda escandalosa e indirectamente del actuar de los terroristas, que dicho sea de paso, aborrecen el evangelio que los primeros dicen predicar.
Para algunos académicos y teólogos, cuando el profeta Isaías pregonó atender al huérfano y a la viuda, lo hizo desde un foro o conferencia internacional con recursos europeos y obviamente frente a los medios de comunicación, jamás desde el templo o el terreno y es por esto que lo “imitan” a conciencia. Al parecer Cristo no les mandó a algunos miembros de la Iglesia a predicar el evangelio sino a hacer incidencia política y en esto se ha convertido su trabajo social, es esto lo que ellos conocen como labor en terreno. Cualquiera que piense que la Iglesia de Cristo debería proteger a los más vulnerables, a los desvalidos buscando recursos del Estado y los particulares y generando proyectos productivos y de reconciliación, permítame decirle que está equivocado, la tarea de estos personajes es reclutar a todo inconforme para enfrentarlo a la autoridad, desdibujando la imagen de Cristo y su mensaje por recrearse en connivencia con aquellos que se levantan contra el Estado y sus instituciones.
Otros cooperantes, desestabilizadores sin igual, son algunos grupos de los llamados pueblos originarios que ilógicamente no han superado, ni superarán por ahora una conquista que sucedió hace más de 500 años, que afortunadamente los mestizos (de todo el mundo, raza y época) si pudimos superar. Si todos pensáramos igual, la sola Europa no se habría recuperado de tantas guerras y despojo que en su afán de conquista muchos pueblos ejercieron. Pero estos grupos nos han demostrado que aún se puede sufrir por eso.
Luego de quinientos años deberían avergonzarse que en todo este tiempo transcurrido, por concesión de la Constitución de 1991, de Colombia hablo, escasamente tienen representación en el Congreso y es más por ser circunscripción indígena o minoría étnica que por mérito político, preparación académica o ambición de raza que hayan conseguido lugares tan destacados en la sociedad.
Ahora pretenden desestabilizar el gobierno actual, que les resarzan por perder una guerra de hace más 500 años, que les entreguen la mayor cantidad de tierra posible porque fueron dueños hace 5 siglos, es eso legítimo? Si fuera por eso entonces no tendrían en realidad derecho alguno a tierras porque las perdieron en guerra y no pudieron recuperarlas, porque fueron otros quienes lucharon por la independencia de España y adquirieron esa propiedad hace doscientos años. O acaso qué culpa tiene el Estado colombiano que ellos jamás hayan intentado superar su status de miseria o que no hayan superado sicológicamente la conquista de hace quinientos años? Y digo más…si les entregaran media Colombia no progresarían, sus propias tierras dan cuenta de ello.
Ahora con la teoría de los pueblos originarios pretenden cooperar contra los que quieren destruir el Estado, pueblo originario que se ha negado al progreso, a trascender, excepto desestabilizando en Ecuador y Bolivia, como pretende desestabilizar en Colombia. De modo que sorprendentes imperios indígenas como el Azteca en México y el Inca en Perú, sus países o descendientes están dedicados al desarrollo de sus países, al libre comercio, mientras que los llamados pueblos originarios que poco o nada tenían en comparación con aquellos, pretenden retrotraer la historia 500 años para demostrar que el mundo debió detenerse y que Colón no debió zarpar de Palos.
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