Por Oswaldo Álvarez Paz
La forma más perversa de la cobardía es el abuso de poder. El régimen presidido por Hugo Chávez ha batido todas las marcas existentes. Se cuentan por decenas de miles los abusos, grandes y pequeños, que mantienen a muchos compatriotas presos, perseguidos, exilados, arruinados, intervenidas sus propiedades, sometidos a procesos judiciales al margen del Derecho y, en fin, a Venezuela entera viviendo en medio de una espantosa incertidumbre derivada de la inseguridad reinante en todos los campos de la vida nacional.
Con el desconocimiento abierto y retador de la Constitución se liquida algo más que la democracia. Muere la República, desaparecen los valores y principios que ella consagra como el Principio de la Legalidad. El régimen avanza en la implantación de un estado socialista a la cubana rechazado por el pueblo, pero impuesto mediante el abuso de poder, la arbitrariedad y el monstruoso cinismo cómplice de todas las ramas del poder público, hoy bajo férreo control presidencial.
En este cuadro se enmarca el acoso judicial y político que tiene como víctima a Guillermo Zuloaga Núñez. No hay razón jurídica que lo justifique. No existe delito alguno en los señalamientos que se le han hecho. En consecuencia, tanto la acusación penal del Ministerio Público como las restricciones procesales impuestas por el tribunal de la causa, son violatorias a la libertad personal y a elementales derechos humanos que asisten a Zuloaga. Las presunciones son perfectamente ridículas y pretenden esconder el verdadero objetivo del régimen. Como buenos cobardes con poder se imaginan que todo el mundo es cobarde como ellos, que podrán intimidarlo al aplicarle el proceso penal, sin sentencia, como pena y mantenerlo permanentemente hostigado desde distintos frentes. El objetivo, muy mal disimulado, no es otro que Globovisión, el exitoso canal de televisión por él presidido, también amenazado y sancionado en reiteradas oportunidades, pero firme en el ejercicio de la libertad de expresión y en el mantenimiento de una línea editorial contraria a las pretensiones totalitarias de la dictadura.
El caso Zuloaga-Globovisión es emblemático, pero no es el único. La conciencia democrática de Venezuela se reactiva en una envolvente campaña por la libertad de los presos políticos, el regreso de los exilados y el respeto a la libertad de expresión. Diversos actos y manifestaciones se repiten a diario en toda Venezuela. Este diciembre cierra un año fatídico para Chávez y trágico para la nación que gobierna. El estado socialista que pretende avanza pero no funciona. El país se desmorona y el Presidente, en sus delirios de náufrago quemado por el sol, invoca el ejemplo de algunos de los peores bandidos, criminales y terroristas de estos tiempos. Hugo Chávez se convierte en firme candidato a reo de la justicia penal nacional e internacional. El objetivo de la unidad nacional tiene que ser provocar el cambio necesario, antes de que sea demasiado tarde.
oalvarezpaz@gmail.com Lunes, 23 de noviembre de 2009
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