Políticos Ricos Ciudadanos Pobres
“No puede haber patriotismo sin libertad; ni libertad sin virtud; ni virtud sin ciudadanos. Crea ciudadanos y tendrás todo lo que necesitas; sin ellos no tendrás sino esclavos envilecidos, desde los gobernantes del Estado hacia abajo” Jean Jacques Rousseau
Al momento de revisar algunos autores clásicos que han escrito sobre Democracia y ahondar en ese concepto tan profundo pero a la vez sencillo, termino coincidiendo con lo planteado por Lincoln que la “Democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, ahora esta definición tan simple y fácil de digerir y entender no ha sido asimilada aun por los “inteligentes” políticos que nos gobiernan, ya que el gobierno ni está al servicio del pueblo, ni para el pueblo, sino que está al servicio de los políticos y para los partidos políticos. Afirmación que hago con propiedad al evidenciar el grado descomposición social, la pobreza, los altos índices de criminalidad, desempleo, inflación, el desastre en los servicios públicos, el deterioro de los hospitales, colegios, funcionarios públicos sub pagados, en fin la desatención generalizada por los tres niveles de gobierno en los asuntos ciudadanos. Siendo nosotros los afectados directos del desgobierno y los políticos por el contrario los notamos cada vez más acomodados con los privilegios que le brindan sus cargos, influencias, sueldos, comisiones, prerrogativas; tales como carros blindados, chofer, viáticos, grandes banquetes en restaurantes lujosos, viajes en avión, guardaespaldas, fiestas, comisiones, clínicas privadas, vacaciones en el extranjero, villas cerradas, entre otras exenciones propias de manejar el poder, los presupuestos públicos a su libre albedrío y sin discreción alguna, bajo el auspicio de sus cómplices leales en las contralorías y legislaturas ya que finalmente forman parte de la misma casta, indistintamente del color o “ideología” que ostenten.
Plantea Giovanni Sartori que los partidos políticos son conductos de expresión; es decir, pertenecen, en primer lugar y por encima de todo, a los medios de representación: son instrumento, o una agencia, para representar al pueblo y expresar sus exigencias, visto de esta manera yo me pregunto ¿realmente los políticos venezolanos están al servicio de los ciudadanos?, o será acaso que los políticos de hoy no han consultado los clásicos como Abraham Lincoln y los gurú de la politología como Sartori, para convertirse en poderosos dominantes, que utilizan sus partidos políticos como instrumentos de manipulación, dominación y control de la vida ciudadana o será como lo plantea Francisco Rubiales en su obra Políticos Los Nuevos Amos “Haber permitido que los partidos políticos se transformaran en refugio de opresores y en maquinarias obsesionadas por el poder han sido dos errores terribles de los ciudadanos libres. Ese fallo en las defensas ha hecho posible que muchos depredadores se instalen como «nuevos amos» en el corazón de una democracia que previamente han corrompido mediante distintas estrategias”.
De tal manera, el comportamiento demostrado por los políticos en el ejercicio del poder, conlleva a generar una reflexión profunda por parte de la ciudadanía, al momento de elegir a sus gobernantes, ya que finalmente somos nosotros quienes les brindamos la oportunidad de representarnos, muchas veces siguiendo solo un nombre o una sigla o un color sin conocer, propuestas, trayectoria y capacidad para ejercer el cargo público al cual será electo (la culpa no es del mono sino de quien le dio la hojilla), derivándose entonces que mientras existan ciudadanos que no le den importancia y valor a su voto, tendremos políticos que no le darán importancia y valor al ciudadano.
En este sentido seguiremos eligiendo a políticos profesionales como lo cita Rubiales sin desperdicio alguno “Se comportan en el poder público democrático como lo hacían los antiguos señores ungidos. Se saben poderosos y blindados por las urnas, muchos de ellos amparados en la inviolabilidad y en la inmunidad, por ser cargos electos, y ejercen el poder sin complejos, sin tener en cuenta la eficiencia, con lujo y boato, con actitudes altivas y lejanas a esa humildad y austeridad que ennoblecen el liderazgo. Creen que el poder sin ostentación no es auténtico poder y justifican su lujo afirmando que el Estado y la representación del pueblo soberano deben brillar con la dignidad debida. Poseen un extenso y astuto elenco de argumentos para justificar cada gesto de poder, cada movimiento de gobierno. Se mueven acompañados siempre de una corte de asesores, amigos, colaboradores, periodistas, empresarios y gente influyente a la que siempre intentan impresionar. Olvidan que mandar es servir y actúan como pequeños emperadores de la democracia, como ridículos reyezuelos inmersos en privilegios y lujos que la historia hace tiempo que erradicó porque eran propios del «Antiguo Régimen», siempre rodeados de aduladores y de cortesanos. Son los nuevos amos, los que ostentan el poder político en las modernas sociedades democráticas, muchos de ellos sin ni siquiera creer en la democracia “
Valida la cita de Francisco Rubiales, la cual comparto en su totalidad, me permito también dejar claro que para el ejercicio de la Democracia son esencialmente importantes los partidos políticos, sin embargo deben ser partidos que desarrollen una acción política coherente con sus principios o ideologías, que ejerzan la democracia interna para elegir cargos de representación popular y a sus directivos, que permitan la pluralidad, alternabilidad en el poder, la participación, discusión de las ideas y el debate sobre el que hacer social, que formen a sus dirigentes para asumir cargos de gobierno con eficiencia, transparencia, ética y en beneficio de los ciudadanos dejando a un lado aquella frase “que en política todo vale” y concentrarse más en el valor de sus principios. Asimismo se exige la participación protagónica de los ciudadanos, que dejen atrás la apatía, la decepción, la indiferencia, la alcahuetería de las mentiras insostenibles de los políticos profesionales.
La sociedad exige ciudadanos, críticos de los políticos indistintamente del partido que sean, ciudadanos que exijan cuentas sobre la utilización de los dineros públicos, ciudadanos que se incorporen a lucha por las libertades ciudadanas, el bien común y por los derechos que tenemos ante el Estado Omnipotente, por ese Estado representado por políticos desfasados que se consideran “Los Nuevos Amos” debemos asumir con compromiso y coraje el papel que nos corresponde al dejar de ser súbditos y complacientes, y el llamado es a empoderarnos y revelarnos ante ellos para dejar de ser ciudadanos pobres ante políticos ricos.
Alfonso Hernández/ Politólogo
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