Esta entrada va dedicada a la segunda fuente de enfermedad que el psiquiatra español Enrique Rojas asigna para la sociedad moderna al calificarla de sociedad enferma.
Veíamos en el artículo anterior el papel que el hedonismo ha adquirido en nuestra sociedad como forma de vida. Una inmensa cantidad de personas viven un hedonismo práctico; tal vez si se les pregunta niegan ser hedonistas, incluso es posible que ni siquiera sepan qué significa ser hedonista.
Pero la verdad es que su hedonismo no es teórico sino práctico, o sea, aunque puede que no sepan definir qué es el hedonismo y aunque nieguen serlo viven su vida como la viviría un hedonista es decir preocupados únicamente por el placer, evitando todo tipo de sacrificio, todo tipo de renuncia, todo tipo de trabajo constante y en definitiva todo aquello que suponga un esfuerzo personal prolongado.
Un ejemplo de lo anterior lo encontramos en el llamado 'american way of Life'; el estilo de vida americano consiste en pasar la vida meramente gastando y consumiendo la mayor cantidad de productos posibles sin preocuparse por nada verdaderamente importante, sin hacerse preguntas trascendentales; es un estilo de vida que ha renunciado a las preguntas fundamentales sobre el origen y el destino del hombre para dedicarse exclusivamente a 'vivir la vida', el famoso 'carpe diem' lo ilustra a la perfección.
Lamentablemente es una forma que se ha generalizado en nuestras sociedades las cuales al perder de vista los verdaderos principios y valores humanos han dedicado sus esfuerzos a construir con ayuda de la ciencia un paraíso terrenal.
Lo paradójico de este esfuerzo es que este proyecto de construcción del paraíso terrenal al cual el hombre decidió entregarse hace ya dos siglos ha dado como frutos una sociedad violenta, que no respeta la vida, en la cual las “rutas de escape” como la drogadicción y el suicidio son cada día más frecuentes, de hecho las estadísticas de ambos fenómenos son alarmantes y los gobiernos y las organizaciones de la salud deben dedicar grandes esfuerzos a luchar contra estas dos verdaderas epidemias de este siglo.
Y más paradójico aún es el hecho de que sea precisamente en los países más desarrollados en los que estas estadísticas son más altas, lo cual significa que aun teniendo materialmente casi todo, el ser humano continúa buscando ese 'algo' que satisfaga sus aspiraciones y que parece no encontrar a su alrededor en la sociedad de consumo.
Para comprender lo que significa el consumismo basta pasarnos cualquier tarde de domingo con los grandes centros comerciales. Esos innumerables locales comerciales dedicados únicamente a ofrecer al visitante artículos que en verdad él no necesita. Y lo mismo pasa en las grandes cadenas de supermercados que poco a poco han ido eliminando las antiguas tiendas de barrio y plazas de mercado, para sustituirlas por gigantescas edificaciones repletas de cosas que supuestamente las familias 'necesitan'.
¿Por qué el consumismo ha tenido tanto éxito en nuestra sociedad? Las razones son muchas, en primer lugar hay que señalar que el fenómeno del consumismo viene de la mano del perfeccionamiento de las técnicas de propaganda que ha ocurrido en los últimos años, incluso incorporando conocimientos obtenidos en la psicología. Sin pretender decir que de alguna manera la propaganda quita libertad al comprador, o que de alguna manera obliga a comprar, si se debe reconocer la influencia que ciertas técnicas de mercadeo tienen a la hora de ofrecer un producto, y si a esto le sumamos la ayuda que recibe la propaganda por parte de los últimos conocimientos en psicología, hay que afirmar que se convierte en un instrumento poderoso para persuadir al comprador. Un ejemplo de esto sucede con las personas van 'de compras' con el objetivo de adquirir un producto que necesitan y terminan comprando mil cosas que en verdad no planeaban comprar.
Otra razón poderosa que explica el triunfo del consumismo en nuestra sociedad es de carácter cultural; se ha difundido a gran escala la tendencia a juzgar a las personas por lo que tienen y no por lo que son, esto también es consecuencia del materialismo a veces oculto y a veces explícito que reina entre nosotros, y en consecuencia para 'encajar' las personas se ven obligadas a luchar por poseer cada vez mejores artículos, mejores elementos tecnológicos, mejores 'marcas'. Hoy en día este fenómeno afecta particularmente a la juventud fascinada por los avances tecnológicos que la ciencia pone a su alcance. Vemos cada día como los jóvenes exigen de sus padres el último celular, el último blackberry, el último iphone, etc. y los padres sienten la presión de evitar que sus hijos se queden 'atrás' respecto de sus compañeros y terminan por acceder a las demandas de los jóvenes comprándoles todo lo que exigen aunque eso signifique tener que hacer grandes sacrificios económicos.
Se podría señalar una última causa del triunfo del consumismo, del triunfo del tener sobre el ser, del triunfo de la apariencia sobre la realidad. Esta razón es más bien psicológica y consiste en la necesidad de contacto y afecto que experimentamos todos los seres humanos. Ya decía Aristóteles hace 2300 años que el hombre es sociable por naturaleza y que los solitarios o son dioses o son bestias. Y sucede que teniendo que vivir en medio de una sociedad en la cual reinan los valores consumistas a la hora de juzgar a las personas, es entendible que muchos para no verse ignorados, rechazados, incluso no sintiendo en el fondo real atracción por el mundo consumista terminan por doblegarse a la presión del medio social e incorporan a su vida los modos de conducta que les parecen más útiles para permanecer dentro del grupo social. Estas personas son quizá las más afectadas puesto que se ven obligadas a llevar una doble vida, mientras permanecen dentro de su grupo social deben aparentar gusto y placer por esa forma de vida, pero al estar solos en casa perciben el vacío de tal proceder.
Finalmente hay que decir que como base del consumismo se encuentra la creencia errónea de que no existe más que este mundo, que todo acaba con la muerte, que el hombre no es un ser hecho para la eternidad. Porque si esto es así es obvio que nos dediquemos con todas nuestras fuerzas a construirnos un paraíso terrenal. Pero si las cosas son de otra manera, si el espíritu humano puede trascender la materia, si el espíritu humano está llamado a una vida más alta, entonces entronizar el consumismo como estilo de vida es un tremendo error.
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