PARA MIS AMIGOS
El Partido Militar:
Muerte definitiva de la libertad.
Cuando el 8 de Diciembre Hugo Chávez anunció su último viaje a Cuba para someterse a una nueva intervención quirúrgica y ante la complejidad de la operación advirtió sobre la posibilidad de no volver a la presidencia, al día siguiente, raudo y veloz, Molero, quien desde hace tiempo hace esfuerzos para disputarle a Luisa Estela Morales el trofeo del funcionario más adulador del régimen, produjo una comunicación dirigida a Hugo Chávez en la que expresó:
“Le reiteramos que somos fieles a su persona, a la revolución y al pueblo. Cuente usted durante su ausencia que los soldados del Ejército, Armada, Aviación, Guardia Nacional y la Milicia Bolivariana garantizaremos con nuestra vida la patria socialista” (9 de Diciembre , 2012)
Y en el día de ayer, 22 de Diciembre, desde Coro declaró a los medios de comunicación así:
“Ante una eventual ausencia de nuestro Comandante en Jefe, escenario que seguros estamos no va a presentarse, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana ya sabe qué hacer, está completamente preparada, en el sentido de continuar, ideológicamente, el camino trazado desde hace 14 años por el líder de la revolución bolivariana”, sostuvo el alto militar desde Coro.
Indicó que la FANB es una institución disciplinada, con un alto sentido de los preceptos y valores ideológicos, y que la tarea, ante el caso hipotético de que falte el presidente Chávez, consiste en seguir impulsando y defendiendo la filosofía de acción del proceso revolucionario.”
Estas declaraciones de Molero forman parte de una sucesión numerosa de declaraciones y proclamas por parte de distintos efectivos militares que van desde los supergenerales del alto mando militar hasta cadetes y elementos de tropa, todas dedicadas a proclamar su compromiso y lealtad a la Robolución socialista y su caudillo. Y hasta ahora, salvo la de un minúsculo grupo de oficiales, no se ha escuchado una protesta o un rechazo a la conversión de las fuerzas armadas en un partido político. Pareciera ser una posición compartida por sus integrantes el que estas se conviertan en un partido político, lo cual no es la primera vez que sucede en nuestra historia.
Estas declaraciones de Molero son como una especie de declaración de principios del Partido Militar. En efecto, cuando Molero proclama que “…la Fuerza Armada Nacional Bolivariana ya sabe qué hacer, está completamente preparada, en el sentido de continuar, ideológicamente, el camino trazado desde hace 14 años por el líder de la revolución bolivariana… es una institución disciplinada, con un alto sentido de los preceptos y valores ideológicos, y que la tarea … consiste en seguir impulsando y defendiendo la filosofía de acción del proceso revolucionario.”está constituyéndola de manera formal en un partido político: el Partido Militar con una “ideología” definida como “la filosofía de acción del proceso revolucionario”. Un partido que no tiene adherentes sino soldados, que no tiene votos sino fusiles, que no discute sino que obedece, que no educa sino que embrutece, que no convence sino que reprime, que no hace justicia sino que mata y atropella, que no asalta trincheras enemigas sino el tesoro nacional.
Y lo más preocupante es que, por ahora, no se haya promovido ni producido una protesta ciudadana masiva y un rechazo contundente tanto a las declaraciones de estos militares como a la pérdida de la institucionalidad de las fuerzas armadas. Hoy las fuerzas armadas, más que el brazo armado del PSUV que han sido hasta el presente, se han constituido en un partido político diferente, autónomo, que dice garantizar “…con nuestra vida[la de ellos] la patria socialista…” Esto es una declaración de guerra a la Venezuela civil, a la Venezuela desarmada, a la Venezuela democrática. Es la expresión envalentonada y a la vez cobarde de quienes quieren hacer de la fuerza de las armas el sustituto de la constitución y de la voluntad popular. Y a esa declaración de guerra no escapará buena parte de la dirigencia y la militancia del PSUV, organización que deberá subordinarse al Partido Militar que cobrará caro su papel de principal sostén del régimen.
Sin embargo, a pesar de todas las evidencias, connotados dirigentes democráticos y opinadores profesionales siguen diciendo que los miembros de las fuerzas armadas “son institucionalistas”, que las fuerzas armadas harán “respetar la constitución” y constantemente repiten el exabrupto de que las fuerzas armadas son “garantes de la constitución y de la constitucionalidad”. Y digo exabrupto, porque se supone que en un Estado democrático de derecho la responsabilidad de garantizar el respeto y el cumplimiento de la constitución es, en primer lugar, del poder judicial y del resto de poderes civiles del Estado, a los que por cierto deben estar subordinadas las fuerzas armadas. A las fuerzas armadas no le corresponde calificar ni decidir si se está cumpliendo o no la constitución. Esa ha sido la base de todos los golpes de Estado y del militarismo que nos han azotado desde la independencia, cuando la voluntad de cada dictador militar se convertía en la única y verdadera constitución, lo que los hacía dueños de vidas y haciendas y hacia allá nos quiere retrotraer el Partido Militar. En relación a la constitución a las fuerzas armadas lo único que les corresponde hacer es respetarla y cumplirla, y esta fuerza armada “bolivariana”, imbuida del espíritu de sus predecesores de los Siglos XIX y XX y del líder de la Robolución, ni la respeta ni la cumple.
Cuando en una nación, como hoy en Venezuela, las fuerzas armadas se constituyen en un partido político, la democracia y la libertad han muerto o están en coma. No podemos los venezolanos cerrar los ojos ante esa realidad. Una realidad que las organizaciones políticas democráticas y la sociedad como un todo, tienen que enfrentar con decisión, fortaleza, audacia e imaginación. Si el Partido Militar se afianza en el poder, tal como parece indicar el cuadro político de hoy, la represión, el abuso, el latrocinio y el atropello cobrarán dimensiones incalculables. Entonces podremos decantar quienes efectivamente están dispuestos a correr los riesgos que el inevitable enfrentamiento implica y quienes doblarán la cerviz ante la dictadura.
JOAQUIN F. CHAFFARDET
Y se nos fue el tiempo
Por Tamara Suju Roa
No hay comentarios:
Publicar un comentario