Jesuitas, un largo problema:
Un lector que firmó como "Observador" (que no es el mismo que en otras oportunidades ha firmado igual), criticó un comentario del Padre Mauricio de la Sociedad Religiosa San Luis Rey de Francia sobre la Compañía de Jesús. Según éste lector, hay una diferencia entre los jesuitas de hoy (modernistas) y los jesuitas anteriores del Vaticano II.
Ya en Sursum Corda hemos expresado que la Compañía de Jesús, desde sus orígenes ha sido una congregación problemática, ella fue la culpable de expandir una doctrina neo-pelagiana, el universalismo y haber manipulado las conciencias, obteniendo beneficios para su organización, antes que para la Iglesia Católica.
He decidido entonces publicar dos artículos, el primero sobre el universalismo y el segundo sobre el laxismo, precedente del modernismo.
Dios quiere que todos se salven ¿Que significa?
Recientemente estaba leyendo mucho material producido por teólogos de la Compañía de Jesús, no la actual modernista, sino la pre-conciliar, que también era modernista y antes de que se inventara el modernismo era laxista, algo de lo que jamás se desprendieron.
Si algo me ha sorprendido de los jesuitas es su constante insistencia en que todos los hombres pueden salvarse. En este blog hemos hablado ya del universalismo, es decir la creencia de que todos los hombres se salvarán. Esto los jesuitas de hoy lo dicen abiertamente, más los pre-conciliares habían elaborado un sistema muy cercano al semipelagianismo por el cual bastaba la voluntad del hombre para conseguir su salvación, siendo el gran arquitecto de ese sistema teológico el jesuita Molina que rechazaba la enseñanza católica de la predestinación y la gracia eficaz. Los jesuitas, herejes y calumniadores, cuando se les echaba en cara su error tan cercano a la herejía respondían con ataques y acusaban a quienes exponían la verdad de calvinistas. Así, por ejemplo llegaron al extremo de hacer poner en duda nombres tan notables como los del Cardenal de Noris, famoso agustino italiano del Siglo XVIII.
El principal de los argumentos de los jesuitas (pre y post-conciliares) es el versículo de I Timoteo 2:4 "Dios quiere que todos los hombres se salven".
Sin embargo, muy pocas veces vemos que incluso entre los tradicionalistas más inteligentes haya un análisis de este versículo apelando a la enseñanza del gran Doctor de la Gracia San Agustín de Hipona.
¿Que nos dice el Máximo Doctor de la Iglesia? Para él las palabras del Apóstol de los gentiles debe entenderse en el sentido de los elegidos, es decir de los predestinados. El principal argumento de San Agustín es la omnipotencia de Dios, es decir, Dios hace lo que él quiere y lo que él quiere debe cumplirse efectivamente. En efecto, en las Confesiones San Agustín, retomando a Platón señala que Dios está fuera de la Historia, es decir, al margen del tiempo, porque el tiempo fue creado por Dios y por lo tanto el devenir histórico no puede afectarlo, porque en caso contrario Dios no sería inmutable... los jesuitas con su teoría de la concausalidad niegan este dogma de fe.
Continuemos. Si Dios ha decidido que alguien debe salvarse, entonces esa persona no puede quebrar la voluntad de Dios, porque la misma existe efectivamente desde antes del nacimiento de esa persona y además porque lo que Dios quiere efectivamente se cumple. En caso contrario Dios no sería omnipotente. Para reforzar su argumento, San Agustín cita varios pasajes de las Sagradas Escrituras donde se muestra que los milagros no siempre convertían a todos, sino a unos pocos y además, en algunas oportunidades el Espíritu evitaba que los Apóstoles visitaran y predicaran en determinados lugares, y mucho más Nuestro Señor como ocurre en Mt XI donde Cristo predica contra las ciudades incrédulas. Eso demuestra, según el Doctor que el sentido de "Dios quiere que todos los hombres se salven" se refiere a aquellos que Dios quiso "guardar" y no a todos los hombres en absoluto. En efecto, aquellos que se salvan son guardados, preservados, ese es el sentido del "Don de perseverancia":
"Esta es la predestinación de los santos, - nada más, a saber, el conocimiento previo y la preparación de los dones de Dios, por el que se entrega con toda seguridad, sean quienes sean, que se entregan . Pero ¿dónde están el resto dejado por el justo juicio divino, excepto en la masa de la ruina, donde los tirios y sidonios quedaron? que, por otra parte, hubiera podido creer si habían visto maravillosos milagros de Cristo. Pero como no se les dio para pensar, de creer los medios también se les negó. [...] Pero, ¿Lo que dijo el Señor de los tirios y sidonios no puede acaso ser entendida de otra manera: que nadie, sin embargo viene a Cristo a menos que se le ha dado, y que es dado a aquellos que se escogió en él antes de la fundación el mundo, confiesa sin lugar a dudas el que oye la palabra divina. [...] "Para ti", dijo, «es dado saber el misterio del reino de los cielos, pero a ellos no les es dado.'' (El don de la perseverancia 35)
Dios, si quisiera podría salvar efectivamente a todos los hombres, podría convertir a todos con solo desearlo desaparecería el pecado, la herejía, la apostasía y todos iríamos a Cristo. Todos si él lo deseara. Pero Dios no quiere eso... porque ha decidido salvar a unos para mostrar su misericordia, mientras que a otros, como enseñó San Agustín, los deja perder para mostrar su justicia.
Y nadie puede objetar la acción de Dios, porque nadie puede ser más justo ni más misericordioso que el Señor.
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Laximos actualizado: confesiones por e-mail algo más
Revisando el Blog amigo Caballero de la Inmaculada encontré la noticia de que el Presidente de la Conferencia Espicopal colombiana el "Obispo" Juan Vicente Córdoba (por la edad, posiblemente ni sacerdote verdadero sea) dijo:
Naturalmente que esto es escandaloso, como el nuestro querido Jorge de la Compasión lo hace. Sin embargo cuando comprobamos que el “Obispo” pertenece a la Compañía de Jesús no podemos sino esbozar un “¿Te sorprende?” . Muy al contrario de lo que cuentan los manuales, los Jesuitas no han sido a lo largo de su historia defensores de la Fe Católica. Lejos y muy ecepcionales fueron los casos del Santo Fundador, San Ignacio de Loyola y algún que otro padre de la orden. Ya desde sus inicios la orden mantuvo posiciones cercanas al semipelagianismo, como bien fue denunciado por el Padre Domingo Bañez OP y la increible controversia de los Auxilios de la gracia, en la que los jesuitas atacaron la doctrina católica de la Gracia y la Predestinacion, inventando un sistema de claro sabor herético.
La orden estuvo corrupta desde temprano y eso condujo a que el Papa Alejandro VII e Inocencio XI condenaran 110 proposiciones que constituían el sistema llamado “laxismo” y que exponían varios representativos sacerdotes jesuitas con aprobación de sus superiores. Los principales autores fueron Aegidius Estrix SJ y Stephen Bauny SJ. Entre las increíbles herejías y errores doctrinales y morales que caracterizan a este sistema, bien propio de la “Compañía de Jesús” estaba el principio de salvación fuera de la Iglesia, sin necesidad de mantener la fe, la posibilidad de apostatar por una causa razonable, la salvación desconociendo la trinidad, por lo que herejes, cismáticos y apostatas pueden salvarse:
“No se puede ir a misa por Internet y tampoco hacer confesiones online a menos
que la persona esté en la selva o esté enferma”
Naturalmente que esto es escandaloso, como el nuestro querido Jorge de la Compasión lo hace. Sin embargo cuando comprobamos que el “Obispo” pertenece a la Compañía de Jesús no podemos sino esbozar un “¿Te sorprende?” . Muy al contrario de lo que cuentan los manuales, los Jesuitas no han sido a lo largo de su historia defensores de la Fe Católica. Lejos y muy ecepcionales fueron los casos del Santo Fundador, San Ignacio de Loyola y algún que otro padre de la orden. Ya desde sus inicios la orden mantuvo posiciones cercanas al semipelagianismo, como bien fue denunciado por el Padre Domingo Bañez OP y la increible controversia de los Auxilios de la gracia, en la que los jesuitas atacaron la doctrina católica de la Gracia y la Predestinacion, inventando un sistema de claro sabor herético.
La orden estuvo corrupta desde temprano y eso condujo a que el Papa Alejandro VII e Inocencio XI condenaran 110 proposiciones que constituían el sistema llamado “laxismo” y que exponían varios representativos sacerdotes jesuitas con aprobación de sus superiores. Los principales autores fueron Aegidius Estrix SJ y Stephen Bauny SJ. Entre las increíbles herejías y errores doctrinales y morales que caracterizan a este sistema, bien propio de la “Compañía de Jesús” estaba el principio de salvación fuera de la Iglesia, sin necesidad de mantener la fe, la posibilidad de apostatar por una causa razonable, la salvación desconociendo la trinidad, por lo que herejes, cismáticos y apostatas pueden salvarse:
No parece necesaria con necesidad de medio sino la fe en un solo Dios, pero no
la fe explícita en el Remunerador (dz 1172)
Veamos algunos ejemplos sobre lo que dicen acerca de la gula y los pecados carnales
Comer y beber hasta hartarse, por el solo placer, no es pecado, con tal de que
no dañe a la salud; porque lícitamente puede el apetito natural go-zar de sus
actos (Dz 1158)
El acto del matrimonio, practicado por el
solo placer, carece absoluta-mente de toda culpa y de defecto venial (Dz
1159)
Sobre la caridad al prójimo, mantuvieron y
enseñaron:
No estamos obligados a amar al prójimo por acto interno
y formal (Dz 1160)
Apenas se halla entre los seculares, aun entre
reyes, nada superfluo a su estado. Y así apenas si nadie está obligado a la
limosna, cuando sólo está obligado de lo superfluo a su estado (Dz
1161)
Si se hace con la debida moderación, puede uno sin pecado
mortal entristecerse de la vida de alguien y alegrarse de su muerte natural,
pedirla y desearla con afecto ineficaz, no ciertamente por desagrado de la
persona, sino por algún emolumento temporal (Dz 1162)
Es lícito
procurar el aborto antes de la animación del feto, por temor de que la muchacha,
sorprendida grávida, sea muerta o infamada. (Dz 1184)
Es probable
que no peca mortalmente el que imputa un crimen falso a otro para defender su
derecho y su honor. Y si esto no es probable, ape-nas habrá opinión probable en
teología. (Dz 1194)
¿Cómo no va a sostener este moderno jesuita (fiel discípulo de lo peor de esa orden corrompida tan pronto por el Demonio) semejantes aberraciones sobre la posible confesión por correo electrónico, cuando sus padres en la moral mantuvieron que “Es probable que basta la atrición natural, con tal de que sea honesta” (Dz 1207)? ¿No sostuvieron además, entre otras tantas barbaridades lo siguiente?:
Estas aberraciones, propias de la secta jesuita no son, pues poca cosa al lado de lo que mantuvieron sobre la recepción del Cuerpo de Nuestro Señor:
Entonces, querido Jorge, queridos amigos... pensemos quienes pertenecen a esta orden y que ilustres representantes en épocas modernas nos dieron... ¿Von Balthassar les suena?
Es lícito absolver a los que se han confesado sólo a medias, por razón de una
gran concurrencia de penitentes, como puede suceder, verbigracia, en el día de
una gran festividad o indulgencia (Dz 1209)
Estas aberraciones, propias de la secta jesuita no son, pues poca cosa al lado de lo que mantuvieron sobre la recepción del Cuerpo de Nuestro Señor:
La confesión y comunión frecuente, aun en aquellos que viven de modo
pagano, es señal de predestinación (Dz 1206)
Entonces, querido Jorge, queridos amigos... pensemos quienes pertenecen a esta orden y que ilustres representantes en épocas modernas nos dieron... ¿Von Balthassar les suena?
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