Por Oswaldo Álvarez Paz
Ahora más que nunca la nación debe permanecer con los ojos bien abiertos. No es lícito mirar para otra parte, mucho menos jugar al avestruz para no ver los graves peligros que nos acechan. Ya es secundario mantener la discusión sobre ganadores o perdedores en las pasadas elecciones. En los dos bandos se ganó y se perdió. Las razones pudieron haber sido muchas y valederas, pero intrascendentes a la hora de organizar la resistencia frente al régimen y la mejor manera de enfrentarlo dirigido por un enloquecido presidente. Creo firmemente que la oposición está, para el día de hoy, en mejores condiciones que antes de las pasadas elecciones. En consecuencia, el oficialismo está peor. Cualitativamente tenemos más y mejores instrumentos. El régimen sin Caracas, Miranda, Carabobo, Nueva Esparta, ni Zulia donde fue desalojado de la alcaldía de Maracaibo, queda sumamente debilitado. Lo demás son cuentos de camino que solo alimentan la especulación ya que no sirven ni siquiera para subir la moral de los emblemáticos chavistas aparatosamente derrotados.
El 27 de mayo de 2005 Chávez dijo textualmente: “El socialismo de Venezuela se construirá en concordancia con las ideas originales de Carlos Marx y Federico Engels”. Recomendó a los obispos la lectura de estos textos y hasta ordenó que se los hicieran llegar. Si a ello añadimos su baboso castro-comunismo y las concretas manifestaciones tenidas en materia de política exterior e interna, no queda espacio para la duda, aunque algunos calificados socialistas nostálgicos se resistan a aceptarlo. Pero ha sido dicho que los sabios tienen la boca en el corazón y los locos tienen el corazón en la boca. Estamos frente a un caso de irresponsabilidad máxima. De pretender convertir en realidad lo que ha salido de su boca en la etapa pre y post electoral llegaríamos a una confrontación profunda y definitiva, agravando esta guerra que ya empezó, aunque todavía sea de baja intensidad.
Para la coyuntura tenemos que prepararnos adecuadamente. Hay quienes dicen que debemos esperar a que las cosas se pongan peor, pero no hay tiempo que perder. No podemos resignarnos a actuar solo en momentos desesperados. Aquí está en desarrollo, no en gestación sino en marcha, una dictadura socialista de naturaleza castro comunista, que nos coloca en situación prácticamente irreversible si llega a consolidarse. Cualquier barbaridad que se quiera hacer terminará en guerra civil. Conste que ya se anuncian unas cuantas. Aunque los problemas sean altos, siempre empiezan por abajo. Debemos hacer un esfuerzo para sacudir, en chavistas y demócratas, ese cierto temor al futuro que genera la incertidumbre de estos tiempos. No hay garantías para la plena vigencia de la libertad, ni para que los ciudadanos puedan ejercer dignamente sus derechos. El cierre de Globovisión acelera la cuenta regresiva. Nuestra obligación es combatir en todos los terrenos. Imposible retroceder.
oalvarezpaz@gmail.com Lunes, 1° de diciembre de 2008
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