Por Oswaldo Álvarez Paz
Es increíble que los sectores de la oposición que más se aferran al electoralismo como única vía para salir de Chávez, no se ocupen con seriedad de limpiar ese camino y colocarse en condiciones de competir con reales posibilidades de éxito. Hay quienes llegan al extremo de felicitar al Consejo Nacional Electoral, de reconocer como impecables unos resultados obtenidos sobre la base de todos los abusos y de una violencia institucional feroz y con un registro de electores envenenado de manera progresiva. Dejo constancia, una vez más, que es un grave error confundir elecciones con democracia y más grave aún pensar que esta vía es la gran legitimadora del régimen. No es la única, ni siquiera la más eficiente para provocar el cambio cualitativo que Venezuela necesita.
En el segundo semestre habrá elecciones municipales. El año próximo serán las parlamentarias. En casi todos los partidos empezó la rebatiña entre los aspirantes a concejales y a diputados. Listas completas de candidatos están circulando con señalamientos de circunscripciones para ambos procesos. No pocos dirigentes del primer nivel buscan recursos y aliados para la elección presidencial del 2012. En condiciones normales esto no tendría nada de particular. Sería útil para todos los efectos. Pero en una dictadura constitucional, con un nuevo marco legal vigente mediante los decretos-ley producto de la Ley Habilitante y la enmienda a la Constitución que acaba de promulgar el Presidente, esto luce a inmadurez en el mejor de los casos. También a cobardía y hasta complicidad activa por parte de quienes solo piensan en sobrevivir a cualquier precio. Es infantil decir que proyectando los resultados del 15F ya tendríamos asegurado al menos el 50% de los concejales y de los diputados a elegirse en los procesos que se avecinan. Estos genios de la hermenéutica electoral no se ocupan de impugnar a la maquinaria electoral oficialista que encabeza la directiva misma del CNE y llega hasta el último funcionario del más apartado rincón. Mucho menos de auditar integralmente el registro electoral. Nuestro país no es la república más vieja del continente. Con 26 millones de habitantes no hay 17 millones de electores, ni tampoco pueden existir municipios con más votantes que habitantes. Se impone un serio trabajo de base con los electores de cada mesa. Ubicarlos físicamente sería un extraordinario trabajo en la base, bueno para todos los efectos presentes y futuros, electorales o no. Con este gobierno, con este CNE y con el REP actual las opciones electorales son mínimas. Las frustraciones seguirán llegando luego de cada jornada. Autoridades electorales imparciales y un registro electoral depurado con seriedad, son condiciones indispensables para, a pesar de todo, avanzar electoralmente. La naturaleza del problema es diferente. Todos los caminos deben explorarse. El combate tiene que ser en todos los terrenos para que lo electoral tenga sentido.
oalvarezpaz@gmail.com Lunes, 23 de febrero de 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario