Oswaldo Álvarez Paz
La situación de Venezuela es insostenible. No puede prolongarse por mucho más tiempo. Ninguna nación es capaz de mantenerse en un clima de tanta incertidumbre e inseguridad. Desaparece el respeto a la voluntad popular, a las leyes, al orden esencial que se deriva de normas estables, de obligatorio cumplimiento para todo el mundo especialmente para el estado-gobierno por ser producto del consenso general ante las necesidades crecientes de la gente. Lo único cierto es que finalmente llegó la dictadura militar. Se impone a sangre y fuego al margen del Derecho por la vía del atropello y de una violencia institucional que puede ser peor que la misma violencia física.
Militarismo autocrático y totalitario. Comunistoide, como buen socialismo a la cubana. Ineficiente, altamente corrompido y corruptor. Dirigido por una persona sin escrúpulos ni principios, de espíritu subversivo. Enfermo incurable de tiranía. Ambicioso, audaz y temerario en las palabras y en acciones tan contrarias al interés nacional como provechosas para sus pretensiones. La forma más perversa de la cobardía es el abuso de poder, característica fundamental de Hugo Chávez. La mejor manera de conocer las virtudes y debilidades de cualquier persona es dotándola de poder político y económico. Están a la vista. El país dividido, confrontado consigo mismo, arruinado miserablemente en medio de dinero negro que solo sirve para comprar lealtades y enriquecer a sus prevalidos. No le bastarán los mercenarios uniformados que lo rodean para protegerse del desprecio popular, del rechazo creciente de una población fatigada, indignada y progresivamente resuelta a ponerle punto final a esta etapa de disimulos y mentiras.
El golpe mortal que le han dado a la Constitución y sus consecuencias en contra de la descentralización, de la autoridad de gobernadores y alcaldes elegidos, de la autonomía de Estados y Municipios, contra la Alcaldía Metropolitana o la soeces amenazas personales en contra de dirigentes como Manuel Rosales, Henrique Salas Feo y otros, no tienen remedio ni solución alguna con el actual estado de cosas. Tampoco habrá solución para los gravísimos problemas sociales, económicos y financieros de la República. Todo se agravará. El paquete chavista anunciado el sábado no es otra cosa que un asalto a mano armada en contra de las personas naturales y jurídicas del país. Se les despoja de sus propiedades y ahorros por distintas vías para alimentar la voracidad criminal de los bandidos que gobiernan. Solo habrá solución cuando el régimen desaparezca y el largo dedo de la justicia nacional e internacional alcance al responsable de la tragedia. La confrontación final es inevitable. El grado de violencia dependerá como siempre del gobierno. Ojala y de ese enfrentamiento se origine el renacimiento democrático de Venezuela y no una draconiana dictadura militar, una terrible tiranía personal o una cruenta guerra civil. Cualquier cosa puede pasar.
oalvarezpaz@gmail.com Lunes, 23 de marzo de 2009
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