Han pasado ya 40 años de la épica aventura para la conquista de la luna, verdad o mentira, ya no importa, pues aún antes de viajar allí Julio Verne en 1865 nos mostraba en su obra De la Terre à la Lune Trajet direct en 97 heures la factibilidad de hacerlo, en su obra por demás interesante no deja de ser inquietante por centrar el lanzamiento en el área próxima a Cabo Cañaveral, además del uso de un cañón gigante “columbiad”, detalla efectos del viaje como la ingravidez, el uso de las fuerzas gravitatorias planetarias y lunares para acelerar y desacelerar las naves y la recuperación de la capsula en el océano, incluso una exitosa serie para TV de HBO lleva ese nombre.
Ya para fines de los años 30 del siglo pasado la Sociedad Interplanetaria Británica, comenzaba a trabajar en los bocetos de lo que se conocería como modulo lunar, diseño del traje espacial y las metas de esa misión; hay incluso gente más osada que habla de planes de parte de la Alemania Nazi para ir a la luna, cosa que si bien no le doy mucho crédito, si afirmo que los cientos de miles de científicos nazis que fueron llevados con sus laboratorios a USA a través del proyecto paper clip los pusieron en la luna, pues encontraron una fuente casi infinita de recursos y no existía la limitación de ir perdiendo la guerra, salvo los contado momentos que la URSS encabezo la carrera espacial.
Debió ser interesante haber vivido esa época, haber experimentado el miedo colectivo al sputnik, la sorpresa por el viaje de laika aunque 50 años después sintiéramos lastima por su destino, luego pasar a la admiración por la hazaña de Yuri Gagarin y la prometida igualdad de genero mostrada con el viaje de Valentina Thereskova y la caminata de Alexsei Leonov en la nave Vostok y ver como ambas potencias pujaban para llegar primero a la luna, lastima que Koroliev fallecía en 1966 y con el visionario del programa espacial soviético y su plan de alcanzar la luna para entre 1967-68, colapsando finalmente los esfuerzos en enero de 1968 tras la falla del cohete de servicio necesario para colocar los equipos rumbo a la luna, allí los logros norteamericanos que no eran sino un vuelo suborbital, algunos experimentos con simios que a la par de los soviéticos creaban la sensación de mediocridad, ocultaban una constancia y capacidad para aprender de los errores que a la postre darían la victoria a la constancia .
Hoy afirmo que por partida doble, púes de esos fracasos nació la experiencia que hoy es útil en la operación de estaciones orbitales, la luna siempre ejercerá un gran atractivo a la humanidad, vemos desde tiempos ancestrales toda una serie de mitos y leyendas sobre ella, aún en el alba de la ciencia cuando se pensaba existían canales y mares, paso a ser guía para los navegantes por regir las mareas, aun cuando hoy día aseguren que es inútil regresar a la luna porque la nueva meta es Marte.
Pero nos quedan aun sueños de la humanidad en colectivo, como la construcción de un radio telescopio en la cara obscura de la luna, la explotación de minerales lunares y de otros cuerpos celeste para la construcción de naves más grandes y complejas que nos permitan ir a cada vez más lejanos lugares del universo, en viajes que superan con creces la vida de una generación de humanos, pero somos en fin de cuenta una especie de exploradores y pioneros que no nos amilanamos ante la vastedad del universo conocido, sino que nos preguntamos que hay mas allá donde aún no hemos podido observar.
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