Autor: Clemente Balladares
Autor: Clemente Balladares
Rafael de Nogales Méndez: aventurero y mercenario tachirense
Trotamundos de varias guerras, es más famoso por servir al Imperio Turco durante la Primera Guerra Mundial
Rafael Ramón Intxauspe Méndez nació en San Cristóbal el 10 de octubre de 1877, su acomodada familia era de origen vasco, sin embargo el posteriormente castellanizo su apellido por el más noble y arbóreo: Nogales. Uno de los antepasados Méndez aparentemente fue uno de los seis escuderos del Almirante Colon en su cuarto viaje. A los 7 años lo enviaron a Alemania y Bélgica para educarse, y allí obtiene gran parte de su formación militar lo que influyo en su estilo de vida.
Diez años más tarde ya tiene el grado de subteniente y va a Cuba para combatir por primera vez, haciéndolo a favor de España contra los norteamericanos, a quienes no les tenía mucha simpatía. Sin tener detalles de su derrota en ese conflicto parte a Centroamérica y el Caribe donde trafica armas. A principios del 1901 regresa a Venezuela, y en una fiesta en Macuto le dice al propio Cipriano castro que esta engañando al país. Esto le acarrea su primera persecución nacional, luego de la advertencia de un guardia amigo huye del acoso policial esa misma noche en traje de gala en un cayuco de pescador.
De allí sube como polizonte a bordo de un vapor que lo lleva hasta Republica Dominicana, desembarca en traje de etiqueta y retoma su aventura internacional gracias a su habilidad para hacer amigos y contactos valiosos. Siguiendo nuevamente a Centroamérica llego a Nicaragua luego al México revolucionario hasta cruzar el Rió Grande. En un botiquín de frontera un atracador no lo roba debido a su simpatía y hasta le dice “Guarda tu plata. Bienvenido a los Estados Unidos”.
En el sur de Norteamérica se hizo vaquero, lo cual disfruto mucho según cuenta. No se aguanto y partió mas al norte, en San Francisco tomo un barco a China donde lo agarra el conflicto con Japón. Era el año de 1904 cuando retorna a Norteamérica vía Alaska, allí vive del oro, la caza de animales silvestre e incluso participa en el arponeado de una ballena. Baja al sur nuevamente donde roba ganado y en la persecución escapa a México donde inicia sus servicios de soldado de fortuna como Coronel especialmente entre Chihuahua y Cohauila.
Para diciembre de 1909 esta por segunda vez en Venezuela. Logra ver a Caracas entre lo que le queda de lo antiguo y moderno como cuenta en sus escritos. También se da cuenta de que Gómez es similar a Cipriano Castro, esta opinión la refleja en la prensa local lo que e cuesta una orden de captura. Intenta organizar una guerrilla con los llaneros de Apure y vive entre los indios Goahibos donde cuenta su vida y costumbres. Al final tiene que volver a salir de su país.
Este interesante tachirense se hacia entender muy bien en alemán, francés, ingles, árabe y turco. Su lema era: “Cuando veas una lucha buena, alístate para combatir en ella”. Por ello busco entrar con los aliados en la Gran Guerra, que es su gran aventura de ese verano de 1914. Al no lograr que occidente acepte sus servicios pagos y con rango de comando, obtiene sus deseos con los Turcos en el bando contrario.
En sus memorias escritas en lenguaje directo y con poca cronología cuenta detalles generales de las batallas contra los rusos. A ratos de sus narraciones me parecía estar viviendo una ficción ya que el hombre no se inmuta ante la guerra, siente poco miedo, pero recordemos que muchos veteranos denotan una adrenalina o vicio de combate que no los hace ver el peligro o las calamidades de los conflictos armados. No obstante Nogales describe algunos abusos contra poblaciones y etnias. Otros autores lo acusan de exterminar armenios.
Nogales Méndez solo se detiene en fechas para darnos cuenta de cómo pasa cada año de la Primera Guerra Mundial y los lugares donde esta combatiendo hasta la primavera de 1918. Por sus servicios el Imperio Otomano le otorgo una condecoración con la media luna como insignia, igualmente obtuvo dos cruces de hierro y en su foto más conocida se le ve con ellas. Publico varios libros a partir de 1922 los mismos fueron recibidos con interés en varios países e incluso son estudiados en academias militares como la de Anápolis.
Finalmente al morir Gómez decide regresar a Venezuela y en su retorno en 1937 muere. Su cadáver pasa varios días en La Guaira sin ser reclamado. Finalmente sus restos reposan en el Panteón de los Suboficiales en el Cementerio General del Sur en Caracas.
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