Zainab Al Hosni fue encontrada muerta en una de las cárceles del régimen. Había sido apresada para lograr la entrega de su hermano, un reconocido activista.
La represión en Siria se amplía y toma formas cada vez más violentas, denunció la ONU al mencionar casos de ataques directos no sólo contra los defensores de los derechos humanos, sino también contra sus familiares y personas que simpatizan con ellos.
Además, los ataques contra los familiares de los defensores de los derechos humanos ya no se limitan a aquellos que se encuentran en Siria, sino que alcanzan, incluso, a los que están en otros países, dijo Ravina Shamdasani, vocera de la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos.
“Un caso terrible fue el descubrimiento, la semana pasada, del cuerpo mutilado, decapitado y hasta sin piel de Zeinab Al Hosni, una mujer de 18 años de (la ciudad de) Homs, quien había sido torturada y murió en detención”, relato Shamdasani.
Explicó que su entidad recibió informaciones que indican que la joven había sido secuestrada por miembros de las fuerzas de seguridad dos semanas antes, “aparentemente para presionar a su hermano, que es un activista, y obligarlo a entregarse”.
La Alta Comisionada para los Derechos Humanos pidió esta misma semana al Consejo de Seguridad de la ONU que eleve el caso de Siria a la Corte Penal Internacional por considerar que el régimen de Bashar Al Asad está cometiendo crímenes contra la humanidad.
El régimen reprime desde hace cinco meses con extrema violencia las manifestaciones pacíficas que reclaman reformas democráticas en el país, pero a pesar de la dureza de su reacción, el levantamiento popular se mantuvo.
Según las últimas cifras ofrecidas por la ONU, la represión en Siria causó al menos 2.700 muertos, de los que un centenar eran niños. EFE
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