martes, 28 de febrero de 2012

EL INICUO TRATADO SOBRE EL ESEQUIBO.

EL INICUO TRATADO SOBRE EL ESEQUIBO.:
http://ramonurdanetavenezuela.blogspot.com/2012/02/el-inicuo-tratado-sobre-el-esequibo.html

1994 Guayana Esequiba - Zona en Reclamación MARNR Servicio Autónomo de Geografía y Cartografía Nacional 3 Edición

Tomado de.
Amigosinvisibles. La república de Venezuela en sus ya dilatadas dos centurias deexistencia complicada, ha tenido problemas muy delicados con su vecindario encuanto a la delimitación geográfica, y esto se debe, lo supongo, a lasconstantes guerras y sofocos mantenidos durante el formativo siglo XIX queimpidieron tomar cartas serias en el asunto, y de cuyo resultado el país malnutrido, enfermizo y sin aguja de marear fue mutilado por los cuatro costados,o sea por la franja marítima, porque salvamos apenas la barataria y mínima islade Aves; por el lado occidental, donde perdimos desde el Cabo de la Vela yhacia abajo por vía serrana de Valledupar, el río de Oro y San Faustino, dondenació el general Santander, o sea en suelo entonces venezolano, rumbo a losllanos del río Meta, el Vichada, la costa occidental del Orinoco hasta su mediaagua, y rumbo al Sur, a la Piedra del Cocuy y más allá, que en l941 y para“evitar una guerra” el general Eleazar López Contreras concertó con el entoncespresidente colombiano Eduardo Santos, tío abuelo del actual presidente deColombia, la entrega de ese inmenso territorio, firmado y sellado para recuerdode las generaciones. Si fue por el Sur de la patria, que llegaba hasta loslímites del río Amazonas, según documentos de la época, por convenios entre lascasas reales Braganza y Borbón, “para evitar pleitos” entre los noblesreinantes se le cedió a los portugueses y bajo presión desde luego otro inmensoterritorio que mediando nuevos detalles cubría la cuenca del extenso ríoBranco, donde existieron cinco dinámicos asientos humanos establecidos ydependientes de los frailes capuchinos que desde Upata manejaban aqueldeterminado territorio.





Pero como “con la Iglesia te has topado, hijo mío”, según el decir antiguo, encuanto al costado oriental de Venezuela o la Nueva Andalucía, según el trato dela época, la cosa fue más seria, porque a partir del Tratado delimitante deTordesillas también Venezuela limitaba por leguas en esa dirección hasta lasbocas del río Amazonas, lo que nunca se llevó a efecto en el uti possidetisiuris, o sea el derecho mediante la posesión del terreno, pues de antaño enaquellos lejanos parajes se establecieron dependencias francesas y holandesas,de lo que España se hacía de la vista gorda, e incluso llega a reconocerse esaposesión al oriente del río Esequibo, que primero fue holandés y luegobritánico, por convenios del tiempo, de donde a partir de la línea marcada porlas aguas del Esequibo, del naciente a su desembocadura en el Atlántico,siempre se consideró de Venezuela, salvo algunos castilletes y vanasocupaciones temporales que hacían los holandeses en busca de esclavos y, comosiempre, en pos del oro. Por causa, pues, de este noble metal, quedesorbitaba los ojos a muchos imperios, como también el dominio sobre las bocasde los grandes ríos [el Nilo, etc.], puesto que tales cursos de agua eran parala época las solas vías importantes de comunicación interioranas rumbo a lariqueza o la muerte, Inglaterra, que desde el siglo XVI discute con España lacolonización de América, en Venezuela tocó ese movido papel desde tiempos deWalter Raleigh y su idea de El Dorado, deseo que se mantiene en el tiempo y máscuando a nivel del siglo XIX se descubren vetas auríferas y diamantíferas en elrío Caroní, que es afluente del padre río Orinoco. Entonces ardió Troya, porquelos ingleses ni cortos ni perezosos empezaron a correr los flacos linderos desu Guayana rumbo al oeste y de pronto el avance paulatino se encontró con queel Tío Sam moviendo la bandera de la Union Yack avanzaba sin parar enterritorio venezolano, que es cuando en tiempos del presidente Antonio GuzmánBlanco se forma la marimorena de la copla en el sentido grande de expulsar alos venezolanos que se resistan mediante las diabluras de un geógrafobandido, venal y tarifado que allí ejecutan y traído desde Afganistán, dondehabía cometido las mismas pilatunas de linderos a favor de Inglaterra y llamadoRobert Schombruck. Pues bien, como escribo en mi libro “Historia Oculta deVenezuela”, para el año de 1885 Venezuela produjo 8.200 kilogramos de oro puroo sea de 24 quilates en sus minas de Guayana, de donde se apresura la invasióninglesa del territorio cruzando el río Yuruary, mientras por si acaso losbritanos mantienen dos cañoneras en las bocas del río Orinoco [cobrando luegoun peaje marítimo], a sabiendas que este país produce al momento el 6%del total mundial de esta áurea riqueza, y ya para el año 1887 con el mayordesparpajo de los mapas sube la extensión guayanesa británica de un área de 33.000millas cuadradas a 76.000, sin que tiemble el vocero londinense paramanifestarlo. Y para 1890 el voraz imperio inglés había ocupado 203.310kilómetros cuadrados, contándose entre ellos la cuenca aurífera del río Cuyuniy los caseríos circundantes, lo que trae por consecuencia que para 1896Venezuela rompe relaciones diplomáticas con el imperio inglés, mientras otrosterritorios americanos permanecen bajo su garra, como el caso extremo de lasislas Malvinas.







A estas alturas del calendario y por cuanto Inglaterra no cede en suspretensiones geofágicas en tiempos del presidente Andueza Palacio mueve teclasinternacionales que lo favorezcan en el asunto fronterizo, y como quiera quelos Estados Unidos siempre han tenido intereses solapados en toda la AméricaLatina desde los tiempos del presidente Monroe y su conocida doctrina, queimpide a las naciones extracontinentales intervenir por estas tierrasamericanas, salvo que ellos lo permitan en su “patio trasero”, como en lodespectivo se señala, el gringo presidente Grover Cleveland una vez rotas lasrelaciones diplomáticas inicia gestiones para que el asunto se someta a unarbitraje internacional, y que por tanto se nombre un tribunal en tal sentido.Aquí es donde comienza la trama minuciosamente elaborada por los dos imperiosmellizos en estos menesteres, el gringo y el inglés, con el fin de arrebatarlea Venezuela 50.000 millas cuadradas de su territorio, lo que se hace consapiencia, conocimiento de causa, astucia por demás y robo, así como seexpresa, para no utilizar términos más jurídicos. Y para conocer toda latramoya de la usurpación diremos que en el diario caraqueño El Universal, del 6de febrero de 1975, publiqué un artículo alusivo, intitulado “La inicuasentencia sobre nuestra Guayana Esequiba”, donde explico con ciertodetenimiento los pormenores del ultraje, que ahora amplío pasados varios lustrosde esa relación, y que en sus puntos álgidos volveré a recordar, para elconocimiento internacional de los interesados. En efecto, de aquel inicuolaudo, que fue todo contrario a la Venezuela pobre e impotente de aquellaépoca, nada quedó sino cumplir con lo acordado en la sentencia, o mejor en ladesgracia, y mantenerse callados por largo tiempo, ya que no había elementossustentables ni históricos ni jurídicos que pudieran destruir esa falsía.Sin embargo, para bien de Venezuela y la justicia el año l949 falleció elabogado norteamericano Severo Mallet-Prevost, quien arrepentido de aquelloshechos en que formó parte y como respuesta a tal infamia, escribe un trabajoreferido a tal expoliación, donde narra la verdad de los hechos, que entrega aljurista Otto Shoenrich, miembro de una conocida firma de 5 abogados de NuevaCork, en febrero de 1944, para la publicación del libelo después de sufallecimiento. Hasta entonces Venezuela desconocía toda la tramoya realizadacon respecto al despojo, por lo que calladamente reconocía el funesto laudoarbitral o farsa colonialista, como poco después así la denuncia en laOrganización de Naciones Unidas el propio Canciller venezolano, doctor LuísEmilio Gómez Ruiz.





Con anterioridad a esta discusión la Gran Bretaña no había querido llegar a unacuerdo para la delimitación de sus territorios adquiridos de antemano aHolanda, mas con esta presión ostentada y los acontecimientos ya existentes,esos escarceos diplomáticos que se ventilasen de una manera superficial, bajola presión de los Estados Unidos y por intermedio de Washington suapreciada socia en correrías geofágicas acepta algo tratar porque ya no podíamás rebelarse, y en consecuencia con sus especialistas expectantes se sientanante una mesa para discutir sobre los términos del arbitraje internacional enmientes. Para llevar a cabo el cometido se constituyó un Tribunal adhoc,integrado por dos miembros de la Corte de Justicia americana, uno de ellosapenas designado por la usurpada Venezuela, o sea los magistrados Fuller yBrewer, que representarían a nuestro país; y dos por la Corte Británica deJusticia, que fueron lord Russell of Kelowen y lord Heun Collins, quienestanto americanos como ingleses escogieron para “mayor equilibrio” al ruso proinglés y hasta amigo de la reina de Inglaterra Fiodor o Federico de Martens,del entorno de la plutocracia y nobleza de ese país zarista y quienrepresentaba dentro del disimulo imperial a la Corte Internacional de La Haya.Asesores de los delegados venezolanos fueron el expresidente americanoBenjamín Harrison, achacoso de 67 años, y los abogados Tracy y el joven SeveroMallet-Prevost, quien anduvo alerta en todo el tejemaneje del arbitraje y asípudo dejar escrita para la posteridad la infamia de que hablamos. Y como lasnegociaciones se llevarían a cabo en París, el juez Brewer y el asesorMallet-Prevost salieron con rapidez para por barco trasladarse al punto dereunión de la primera conferencia, que se haría en la Ciudad Luz en enero de1899, deteniéndose en Londres, donde el diplomático americano allá destacado Henry White los invita a cenar, a cuyo ágape “por casualidad” asiste el juezlord Russell of Kalowen, yantar en el que el doctor Mallet-Prevost sorprendidooye comentar a lord Russell que los arbitrajes internacionales no podíanbasarse en decisiones legales, sino considerando las cuestiones de políticainternacional, razonamiento del inglés imperial que indica a las claras lamotivación de la sentencia contra Venezuela que esgrimirá por su parte estejuez inglés Russell.






En el verano siguiente y según escribe el doctor Mallet-Prevost el equipoarbitral se reunió en París, donde este joven letrado conoce al juez inglésCollins, quien en busca de la verdad no era muy proclive al despojocolonialista hecho por Inglaterra, por lo que criticaba esa actitud, dando aentender por sus estudios que se inclinaba a favor del argumento devolutoriosostenido por Venezuela. Luego el Tribunal entró en receso por dossemanas, mientras los árbitros ingleses viajan a Londres en compañía del árbitrojuez De Martens. A la vuelta de este rápido viaje Mallet notó con sorpresa queel inglés doctor Collins, con algún lavado de cerebro de estos tresacompañantes, sufre un cambio notable frente al problema pendiente, en quehacía pocas preguntas, de donde los representantes de Venezuela Fuller yBrewer, entendieron que en Londres se habían resuelto algunos de los pedimentossostenidos por la demandante. En ese septiembre próximo y agotado el temario sesuspenden las sesiones para que los magistrados árbitros conferenciaran y luegopuedan presentar una decisión. A poco Mallet-Prevost recibió un mensaje deBrewer, donde le decía que junto con Fuller deseaban hablar inmediatamente conél, por lo que acto seguido se encamina a la residencia de ambos jueces, dondede un inicio Brewer alterado le expresó que era inútil seguir en esafarsa de Tribunal, por lo que ambos jueces se confiesan ante el incréduloMallet que el bandido de De Martens les informó que los ingleses Russell y Collins iban a decidir a favor de la línea de demarcación sostenida por laGran Bretaña, es decir la línea impresa del tarifado Robert Schombourgk, por laque a Inglaterra le entregaban el control de la boca principal navegable delrío Orinoco, y que si la pretensión venezolana seguía insistiendo crearfrontera desde el río Moruca, ellos votarían con la razón británica, pero queDe Martens aspiraba a una decisión unánime para llevar a cabo la fronteraactual, que apenas daba a Venezuela la boca del Orinoco y unas 5.000millas cuadradas de tan extenso territorio entornando a la boca. El problemaera peludo y donde no había escapatoria, o sea, para Brewer y Fuller decidir enla conveniencia de la proposición de Martens o hacer constar el disentimiento,con sus consecuencias, de donde se notaba el cambio radical en lord Collins yla componenda habida entre Rusia y Gran Bretaña, porque el Zar de Rusia y laReina Victoria eran primos muy afines. Mallet desde luego fue en consulta dondeel expresidente Harrison, quien como dice él mismo, se indigna de tal canalladay profirió términos “que no necesito repetir”, pensando de inmediato en eldisentimiento, aunque al recapacitar ya sosegado dijo a Mallet que si Venezuelasupiera que por sus manos se perdió las bocas del Orinoco y lo demás en juego,no lo perdonarían, agregando muy triste el expresidente “Lo que propone Martenses inicuo, pero no queda otro camino a Fuller y Brewer que consentir”. Así se consumó el indigno despojo, a través de esa presión unánime, de lo cualcomo dijera Mallet y antes de su muerte a su colega de bufete, que se entregó aAlbión “un importante territorio al cual Gran Bretaña no tenía ningún derecho”.

Sí, como lo han leído con esta carta confesión aparece en pleno el título depropiedad de nuestro territorio mal habido por ese expoliador universal desiempre que es la Gran Bretaña, aunque ahora esté de capa caída y hasta desirviente de su socio mundial, el imperio americano. Lo demás de este casicuento de hadas pero con brujas es más o menos basado en la terquedad ignara delos ingleses, por lo que el presidente general Pérez Jiménez ya preparaba unejército de paracaidistas con detalles a fin de que en marzo de 1958poder recuperar para la soberanía nacional el territorio tan vilmenteusurpado y a sabiendas que la dependencia del petróleo por parte de Inglaterrahacia Venezuela, la obligaba a negociar. Pero como sabemos Pérez fue derrocado.Luego vino la diplomacia y el forcejeo para darle largas al asunto sin decirque no, mientras Inglaterra da cierta libertad a la Guayana Británica y asícrea un tercero en discordia, ficticio desde luego, y donde cae en la trampa elgobierno venezolano, que así congela por un tiempo la reclamación, hasta que ladescongela el presidente Luis Herrera, para no hacer nada mientras en loscorrillos diplomáticos se acuerda utilizar los fatuos servicios de “buenosoficiantes”, nombrados siempre con “expertos” del lado inglés por cuenta de laONU, para mantener ese juego inoficioso y mientras los terceros en discordiahacen y deshacen con el territorio patrio, entregan una parte a una iglesiaamericana que se inmola en ese sitio reclamado, aspiran a montar una estaciónsatelital, dan concesiones madereras y ahora auríferas, proyectan crear uncentro hidroeléctrico de importancia en el territorio en disputa, permiten unagran carretera que lo atraviesa para darle suficiente salida al Brasil hacia elAtlántico, y otras ilegalidades más en contra de lo convenido, como el caso deampliar el límite acuático de esa zona marítima, con lo que se dañan losderechos de la plataforma submarina de Venezuela. Y mientras tanto el gobiernode Venezuela aplaude al de la Guayana Esequiba o como la llame, puesto que elregimen imperante allá es procomunista en el fondo de su autoridad minusválida,debe por lógica defenderlos, sin poder chistar y a sabiendas que nadie de esemundo colonial, dado el concepto de apharteid insuflado por los ingleses, digo,nada quieren con Venezuela. Así seguimos en ese vaivén de nunca acabar,recordando que cuando el presidente Raúl Leoni se rescata parte de la pequeñaisla fluvial de Anacoco, y que en tiempos del ministro Gonzalo Barrios se ayudóa regresar al suelo venezolano a los alzados en el Rupununi, pero con la malasuerte que el avión con las armas de apoyo a su causa, se cayó. Así seguimos navegandoen la incertidumbre de los hechos mientras avalamos a la Argentina en lareivindicación de las Malvinas, pero nada decimos sobre nuestro problema vivo ylacerante de la Guayana Inglesa, porque hasta le quitaron el nombre por Guyana,esperando que aparezca un hombre o mujer con verdadero guáramo para devolvernosesa novena estrella de la bandera nacional

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