Por Oswaldo Álvarez Paz
En el último mes del año se muestra en toda su dimensión la tragedia que sacude a buena parte del mundo y a América Latina. Con honrosas excepciones, Venezuela y Bolivia marcan la pauta en materia de desestabilización de la institucionalidad democrática del continente. El gobierno de Hugo Chávez desarrolla una política de alianzas con los gobiernos más forajidos del planeta y financia las organizaciones subversivas y terroristas que amenazan a quienes se opongan a sus propósitos expansionistas y a su liderazgo pretendidamente mundial.
Hoy están claros los vínculos directos con las FARC de Colombia, con el trafico ilegal de drogas, la dotación de recursos importantes a organizaciones civiles que trabajan para destruir la democracia colombiana en nombre del “bolivarianismo” y ahora, al estallar el escándalo financiero, en el que aparecen como responsables directos altos funcionarios del gobierno y los grupos formados bajo su protección, se van comprobando las graves sospechas relativas a las estructuras para el lavado de dinero negro y las operaciones de soporte económico a personas enriquecidas groseramente, dependientes del crimen organizado. Las consecuencias en los países andinos están a la vista. Especialmente con relación a Colombia, en medio de un clima de pre-guerra que dejo atrás la simple retórica.
Hay muchas situaciones de alta peligrosidad. Sin embargo, también nos deja el año razones para el optimismo. El ejemplo de Honduras señala un camino posible para las naciones amenazadas por el castro-chavismo. No podemos permitir que se mienta descaradamente para presentar como un golpe de estado la legal remoción y oportuna sustitución de Zelaya en la presidencia de la republica. Las instituciones funcionaron apegadas al orden constitucional que se pretendía violentar. También resulta esperanzadora la toma de conciencia definitiva de gobiernos y pueblos del continente y del mundo frente a ese castro-chavismo que en nombre de la revolución liberadora de los oprimidos pretende asesinar la libertad y el crecimiento económico y humano. 2010 se presenta como un año definitivo para la libertad y la democracia, a pesar de la incertidumbre derivada de las indefiniciones de algunos de los grandes.
oalvarezpaz@gmail.com Viernes, 18 de diciembre de 2009
EXPRESO, Lima
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