Ese jeroglífico de letras, números, paréntesis y símbolos matemáticos que a los de letras nos dejan con cara de poker es ni más ni menos que la fórmula del silencio.
Los sonidos son ondas que viajan por el aire producidas por el desplazamiento del mismo que ocasiona el objeto que genera el sonido. Esas ondas tienen una frecuencia, longitud… concretas. Y si encontramos la onda “opuesta” conseguimos anularla y por tanto acallarla. Y aún hay más.
La denominada Transformada de Fourier es una aplicación que hace corresponder a una función valores complejos.
Objeto de análisis por la rama de la matemática denominada Análisis Armónico se trata de estudiar la estructura compleja de una función, en este caso la representada por la onda sonora que produce cualquier objeto. El valor de la misma se puede calcular y una vez descompuesta en este sentido obtendríamos una especie de “negativo” de la misma.
Cualquier sonido que escuchamos está compuesto de diversos fragmentos que actúan, digamos, en paralelo, al igual que cuando escuchamos una canción podemos descomponerla en los sonidos que producen la batería, el bajo, la guitarra, el piano, la voz… La Transformada de Fourier es capaz de segmentar todas esas voces, individualizarlas y categorizarlas.
Teniendo esa base se puede calcular el “inverso” de cada uno de los elementos que componen dicha onda y, por tanto, contrarrestarla anulándola. ¿Y esto para qué sirve? ¿Tenemos que explicártelo? ¿No tienes un vecino con algún bebé que se pasa la noche llorando? ¿la típica vecina que se levanta los sábados a las 9 de la mañana y pone Radio Olé a todo trapo? Pues con esta fórmula podrías silenciarles. ─Antonio Rentero
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