¿Dónde deberíamos blindar los bombarderos? Esta es la sorprendente respuesta de un estadístico
- Por Iñaki Berazaluce |
- 21.09.2011 |
- 15:39 h.
En el transcurso de la II Guerra Mundial la aviación británica estaba recibiendo un severo varapalo por parte de las baterías antiaéreas nazis: uno de cada 10 aviones caían bajo el fuego enemigo. La RAF examinaba los 9 aviones restantes que volvían a Inglaterra, contaba los impactos de bala y añadía blindaje en aquellas zonas más dañadas.
Hasta que a algún militar se le ocurrió consultar a Abraham Wald, un estadístico húngaro: “¿En qué parte del fuselaje debían reforzar el blindaje a los bombarderos?” La respuesta de éste fue: en las zonas en las que los aviones NO habían recibido impactos de proyectil.
La recomendación de Wald puede parecer contraintuitiva pero sus motivos eran sólidos: los británicos sólo eran capaces de analizar los impactos de bala en los aviones que volvían a Inglaterra. Aquellos que eran derribados en territorio enemigo no podían ser analizados, de modo que la información procedente de sus agujeros se perdía para siempre.
Se analizaron las heridas recibidas por los aviones que SÍ volvían tocados a la isla. En realidad, esos impactos mostraban las zonas en las que el avión podía permitirse recibir impactos. En otras palabras, las zonas indemnes de los supervivientes mostraban dónde debían haber recibido los disparos los aviones perdidos para ser derribados por las baterías alemanas.
Wald asumió que las balas se disparaban al azar y no con intención de atacar una parte concreta del avión. Más bien, las baterías antiaéreas disparaban a bulto y, de vez en cuando, sonaba la flauta y lograban derribar un avión inglés. Por ejemplo, si Wald veía muchos agujeros de bala en mitad de las alas no concluía que los nazis estaban apuntando allí, sino que debía haber en suelo europeo un montón de bombarderos con agujeros en cualquier otro punto del fuselaje pero, por las razones señaladas, no estaban en su recuento.
En consecuencia, y tomando en cuenta este sesgo, los agujeros en las alas mostraban que ese punto concreto del fuselaje era resistente, ergo mejor blindar el resto. La estadística, como el algodón, no engaña.
Visto en Mother Jones, vía Tywkiwdbi. Imagen de Cameron Moll.
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