El Código Chávez - Rosales
Los gobernantes en sus estrategias de marketing político manejan diferentes tácticas para lograr su permanencia y continuidad en el poder, la publicidad, la influencia en los medios de comunicación, la ideología, el discurso, la imagen, el manejo de los recursos públicos, entre otras herramientas validas o no para saciar su histrionismo y aspiración permanente en el gobierno, mucho más cuando los mismo persiguen la perpetuidad desmedida y mesiánica desde el poder, propia de un Sátrapa.
La palabra Sátrapa quizás no es muy común en nuestro vocabulario, aunque inicialmente su significado se refiera a “protector de la tierra”, la connotación que predomina es de un gobernante que abusa despóticamente de su autoridad y poder para conseguir lo que quiere. Sátrapa ha sido el nombre que se les dio a los gobernadores de la transición del imperio Medo al Imperio Persa desde mediados del siglo IX AC hasta el siglo IV AC, los cuales traspasaban el poder de una casa real a otra, palabra que deviene de las satrapías, o provincias, las cuales eran manejadas por los Sátrapas o Virreyes, que gobernaban en nombre del rey por largos años, actuaban como juez supremo de la provincia, cobraban los impuestos, y asumían el control total en lo político y militar.
En el transcurso de los tiempos se comenzaron a catalogar como Sátrapas a los gobernantes que bajo una posición mesiánica han aspirado mantenerse por largos años en el poder, bajo maneras monárquicas, o a través dictaduras de fachadas democráticas ajustando las constituciones a sus medidas e intereses particulares a través de sofismas jurídicos para lograr la reelección continúa. Los siglos han pasado y se ha demostrado que la permanencia política por mucho tiempo de un gobernante en el poder atenta contra los principios básicos de la democracia y contra los propios cimientos de la República, como la pluralidad y la alternancia mediante elecciones periódicas, libres y transparentes. Simón Bolívar en el Discurso de Angostura lo plantea “Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente”. El estancamiento de un gobernante en el poder genera vicios irreparables en toda sociedad, genera un ambiente de arbitrariedad e impudicia en el manejo del poder y de los recursos públicos.
Muchos han sido los Sátrapas que se perpetuaron en el poder en el siglo XX, permaneciendo hasta el momento de su muerte, por no estar en condiciones físicas para seguir gobernando, o por el mismo agotamiento de su régimen dictatorial. En Venezuela Juan Vicente Gómez se mantuvo, directa o indirectamente, por (27 años), luego reformar varias veces la constitución para alargar el período de gobierno y permitir la reelección. En Paraguay Alfredo Stroessner (35 años). En Chile Augusto Pinochet (17 años). En España Francisco Franco por casi (40 años). En Corea del Norte Kim Il Sung, estuvo (45 años). En Gabón África, Omar Bongo gobernó por (42 años), hasta el momento de su muerte en 2009 y en Cuba Fidel Castro (50 años), renunció al cargo de presidente en 2008, entregándole el poder a su hermano Raúl Castro, al mejor estilo monárquico. Todos estos Sátrapas según la médica cubana Hilda Molina son considerados iguales entre sí en su enfermedad de poder "todo dictador es una persona enferma", ya que "ningún ser humano que no tenga una psicopatía puede sentirse con derecho de adueñarse de sus semejantes, en ese sentido todos los dictadores se parecen".
Otros Sátrapas han venido cayendo en efecto domino derivados de manifestaciones ciudadanas hartas del autoritarismo, violaciones a los derechos humanos, corrupción, codicia, y otros desmanes propios del poder desmedido y sin control. Entre ellos Hosni Mubarak, estuvo al frente del poder en Egipto por cerca de (30 años) y renunció a su cargo el 11 de febrero de 2011 tras una serie de protestas multitudinarias. Ben Alí estuvo al mando de Túnez desde 1989, hasta febrero de 2011, cayó ante la magnitud de la protestas en su contra abandonó el país dejando el gobierno a cargo del ejército. Les siguen en picada Al Khalifa presidente de Bahrein desde 1971, quien viene enfrentando manifestaciones ciudadanas que exigen un cambio. Bashar al Assad presidente de Siria por herencia desde el 2000, el pueblo manifiesta harto de la dinastía. Abdelaziz Buteflika presidente de Argelia por (11 años) en vilo por las protetas continuas exigiendo reformas constitucionales. Ali Abdullah Saleh presidente de Yemen lleva (32 años) en el poder y piden su salida del poder. El sultán de Omán Qaboos bin Said, cuatro décadas en el en el poder absoluto en un país donde los partidos políticos están prohibidos, recibe continuas protestas de sus pobladores exigen reformas en su gobierno. Y quien ya está próximo a su salida es Muammar Al-Gaddafi, quien se puso al frente de Libia desde 1961, y que tras (52 años) estaría a punto de dejar el poder pese a su férrea resistencia ante el clamor de su pueblo que exige un cambio urgente.
Entre los Sátrapas que estarán colocando sus barbas en remojo se encuentran; Paul Biya quien ejerce el cargo de primer ministro en Camerún, desde hace (35 años). Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, es el máximo líder político en Guinea Ecuatorial, desde 1979 (32 años). Hun Sen, primer ministro de Camboya, desde 1985 (26 años). Nursultan Nazarbayev, es el presidente de Kazajistán desde 1990 (21 años). Robert Gabriel Mugabe Presidente de Zimbabue, señalado de mantenerse en el poder durante (30 años) recurriendo con frecuencia al fraude electoral y ejerciendo una violenta represión contra sus opositores, y en Venezuela Hugo Chávez quien ya lleva (12 años) en el poder y ha manifestado aspirar nuevamente a la reelección por seis años más en el 2012, luego de impulsar la reforma a la constitución que le permitiese la reelección indefinida. Con pretensiones similares se han manifestados Daniel Ortega en Nicaragua, Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador, y otras pensadas pero frustradas de Alvaro Uribe en Colombia y Manuel Zelaya en Honduras. Con otro estilo Alvaro Colon en Guatemala ha manifestado divorciarse de su esposa, para que ella pueda presentarse en las elecciones presidenciales y así evadir la prohibición que la Constitución de la República presenta para que familiares de un mandatario sean candidatos presidenciales.
Los Sátrapas, pueden ser de distintitas ideologías o colores políticos, de derecha o izquierda, su similitud esta en establecer el mismo código o formas de mantenerse en el poder y saciar su enfermedad reeleccionista y nepóstica, son considerados los nuevos amos del poder, ya que si no logran mantenerse ellos impondrán a sus esposas, hijos o hermanos, para mantener su hegemonía. En el país se ha instaurado la satrapías, como sistema político, el mejor ejemplo fue la elección de la esposa de Manuel Rosales a la Alcaldía de Maracaibo, en sustitución de su marido y mantener la hegemonía del Rosalismo en la región, así mismo voces adentro se comenta como Hugo Chávez prepara a su hija Rosa para perpetuar por muchos años la hegemonía del chavismo en Venezuela, por lo tanto Chávez y Rosales son sátrapas del mismo código.
Alfonso Hernández/ Politólogo
@ alfonsozulia / asuntoslegalesradio@hotmail.com
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