El Homo Economicus (el hombre economico)
Por Rafael Frias
A partir del siglo XVI, surgieron algunas corrientes filosóficas y científicas en Europa que proporcionaron las bases para el surgimiento de la economía política clásica. Esta economía poseía un carácter moral y normativo, estaba orientada el estudio de las condiciones de equilibrios, al crecimiento de la producción, y buscaba la forma de como obtener el bienestar económico. En la siglo XIX, surgió la economía neoclásica, la cual desde su aparición pretendía convertirse en un ciencia positiva, es decir una ciencia matematizada y pura, prescindiendo de los valores éticos y morales que le fueron concedidos en sus orígenes en la iglesia católica medieval. La economía clásica creo un supuesto modelo racional de decisión económica llamado “homo economicus”. En éste modelo económico confluyen rasgos de diversas corrientes de pensamientos modernos y contemporáneos. El “homo economicus” se presenta como una visión racional y natural del hombre que explica los fenómenos del comportamiento económico de los individuos. Los rasgos de la supuesta teoría positiva predominan en la actual sociedad, lo que hace necesario profundizar sobre ésta realidad y preguntarse sobre ¿cual es la pertinencia de la teoría del “homo economicus “ como autentico modelo racional y natural del ser humano?, y si ¿es el “homo economicus” una teoría económica posita libre de valores éticos y morales?.
Partiendo de Raul Gonzalez Fabre, S.J. en su articulo “Ética y Economía”, el homo económicus es el átomo constitutivo del sistema de la ciencia económica. Entiéndase átomo como un agentes o unidad de decisión en la vida económica, como son: los consumidores y productores, que pueden ser individuales, o colectivos, en ultima instancia también una colectividad se divide en agentes individuales (átomos) como ultimo componente simple e indivisible. La economía neoclásica busca deducir los fenómenos del comportamiento económico a partir del comportamiento simple de cada agente (átomo). Sin embargo, como visión objetiva, el homo economicus es una teoría económica que modeliza el comportamiento humano, y presenta al hombre como aquel que máxima su utilidad o ganancias, obteniendo mayores beneficios, empleando el menor esfuerzo posible.
Algunas de las peculiaridades que caracterizan al homo economicus es que actúa racionalmente, es capaz de elegir libremente lo más conveniente de acuerdo a su utilidad o beneficios. La designación de átomo le da un carácter individualista, ya que cada agente (homo económius) actúa en función de si mismo y no de los demás. La posesión de escasos recursos hace que la principal tarea del homo economicus sea distribuir convenientemente los medios que posee entre los fines que quiere alcanzar. Sus fines siempre poseen un carácter económico, de modo que los fines humanos que no posen un carácter económico no entran dentro del paquete de alternativas que posee el agente. Sobre ésta tarea del homo economicus está basada la teoría económica neoclásica, y sobre sus consecuencias sociales. De acuerdo a ésta economía el homo economicus a través de la cognición puede conocer sin ningún costo todas las alternativas que les ofrece el sistema, lo que le permite estimar exactamente cual opción de las posibles puede ofrecerle mas mayor sastifacion o beneficios.
El origen del hombre económico se encuentra unido a la iglesia católica del periodo medival, la cual constituía la principal institución que predominaba en occidente. Una de su principales tarea fue la reorganización de la producción en la nuevas condiciones sociopolíticas, actividad que llevo a cabo desde sus grandes monasterios.
Esta acción hizo que más tarde se fortaleciera la producción y los intercambios comerciales. El fomento del llamando capitalismo comercial y de la expansión del comercio se realizaron a la luz de la moral cristina. Esta moral cristiana concibe las personas como entes morales e individuales, cuyas acciones serán juzgadas por Dios. Al igual que algunas corrientes filosóficas, la moral cristiana aconseja el dominio de las pasiones como clave de la vida moral y por ultimo la ética cristiana relaciona el bienestar y el buen orden de la sociedad con la calidad moral y el comportamiento razonable de sus miembros, a éste modelo cristiano Gonzalez Fabre llama: “el hombre justo”. Sobre ésta base moral cristiana se desarrollo el capitalismo comercial moderno. No obstante, a partir del siglo XVI, y a medida que las ciencias empíricas avanzaban, se iba perdiendo el carácter moral y ético que prevalecía en las practicas económicas. Surgieron nuevas teorías que sustentaron la visión clásica y posteriormente la neoclásica del homo economicus.
¿Cual es la pertinencia de la teoría del “homo economicus “ como autentico modelo racional y natural del ser humano?. El homo economicus presentado como un modelo racional y natural del comportamiento del hombre, está sustentado objetivamente en la obra de Adam Smith “Riqueza de las Naciones”. En ésta obra Smith sostiene que un hombre racional es aquel que actúa para maximizar sus recursos económicos, elige entre las diferentes alternativas la mas conveniente, y actúa movido por el interés propio, de modo que toda sus acciones son de carácter individual y económico, y están orientada a incrementar sus ganancias.
La propuesta de Smith es de carácter egoísta y presenta al hombre como un ser materialista, que no le importa nada más que aumentar sus beneficios económicos (utilidad). Una persona con tal aspiraciones es capaz de realizar cualquier acción y utilizar cualquier medio para alcanzar sus fines, aunque resulte en perjuicio de lo demás, de modo que prescindirá de la moral y de todo lo que lo que le exija a actual éticamente ante los demás individuos. Afirmar que esas acciones son propias de un hombre racional y que se dan por naturaleza humana es reducir toda la complejidad y demisiones del hombre a un solo aspecto: el económico. La razón de ninguna manera puede actual en perjuicio de los demás, de modo que lo que es racional es justo y actúa según la moral.
En el siglo XIX, la teoría del El homo economicus como modelo racional y natural encontró un nuevo recurso científico para fortalecer el discurso económico, se trata de la teoría de la evolución de Charles Darwin, cuya aparición significo un gran avance científico en la esfera biológica. Su tesis principal, “la selección natural” sostiene que el hombre es un mono desnudo producto de una lucha por la supervivencia, donde las especies que sobreviven son las más aptas para hacerle frente al entorno (clima, competidores y enemigos), es decir, las más fuertes y competentes. Cimentado en ésta tesis, la teoría de la evolución pretendía explicar todos los aspectos del ser humano y de la sociedad desde una perspectiva biológica (natural), a través del darwinismo social. De éste modo, la tesis de la selección natural también contribuyó a la formación objetiva del modelo de homo economicus, justificando sus acciones competitivas, indivilistas e indiferentes como algo natural.
Según ésta tesis biológica, la sociedad aparece como un escenario donde permanentemente hay una lucha por la supervivencia económica, donde los más actos, es decir, los más fuertes y competentes son los que sobreviven. De manera que, el homo economicus, es la “especie” idónea seleccionada por la naturaleza para sobrevivir, y seguir evolucionando (progresando). En ésta teoría, al igual que en la de Smith, se puede ver el supuesto de que racionalmente y por naturaleza las personas más débiles, es decir los que poseen menores recursos y medios económicos no tienen posibilidades de sobrevivir, ya que están en desventajas ante los más fuertes. El problema de éstas teorías, es que presentan ésta imagen de hombre fuerte y competitivo, mazimizador de utilidad, (homo economicus) como algo natural y racional, de modo que legitimizan éticamente acciones inmorales y maléficas que son realizadas por el homo economicus perjudicando a toda la sociedad especialmente a los que menos se adaptan al entorno.
¿Es el “homo economicus” una teoría económica positiva libre de valores éticos y morales?
La economía clásica fue influenciada por El utilitarismo, un sistema ético que se desarrollo en los siglos XVIII y XIX, cuyos principales representantes eran John S. Mill, Bentham y Edgeworth. Basados en una filosofía hedonista, sostenían que las motivaciones de la acción humana es buscar constantemente la felicidad, que consiste en la presencia del placer y la ausencia del dolor, y que el valor moral de la acciones debe medirse por sus efectos sobre el balance del placer menos el dolor. La utilidad, que antes se concebía como la posesión de bienes económicos, ahora se ve como el balance resultante del placer menos el dolor.
Con la influencia utilitarista, la moral y la ética cristiana que predominaba al inicio de las practicas económicas y comerciales, se sustituyen por una nueva visión donde las acciones buenas son aquellas que producen más placer, de modo que éste discurso favorecía el incremento de las practicas pecaminosas (vicios, juegos, etc), ya que eran aprobadas por la nueva ética. Una visión similar a ésta que favorece la practica de los vicios fue expuesta en el 1714, por Mandeville, sosteniendo en su fábula “El Panal rumoroso” que los vicios contribuyen al bienestar de la población. Su presupuesto central es que la practica de los vicios genera recursos o bienes económicos que benefician a la pluralidad. Por ejemplo un narcotraficante que maneja grandes cantidades de dinero puede poseer grandes empresas que se convierten en empleos para la población general.
Si asumimos la hipótesis de que una gran cantidad de persona se beneficia de los empleos generados por el narcotráfico. ¿Acaso no se perjudicara un padre que trabaja en una de esas empresas, cuyo hijo compre y consuma de la droga de donde se origina el capital para la empresa?. Aceptar esa teoría seria legitimizar la los vicios, la corrupción y la delincuencias en su mas amplio sentido, eso convertiría a cualquier sociedad en una “Sodoma”.
A partir del siglo XIX, se desarrollo en Europa una corriente crítica de pensamiento llamada “Positivismo”. Su principal tesis es la afirmación de que el único y autentico conocimiento o saber es el saber científico. Unos de sus principales principios es que la realidad se manifiesta en los fenómenos. Para el positivismo el conocimiento es aquel que se construye matemáticamente sobre supuestos básicos construidos a partir de la experiencia, y partir de estos presupuestos se deducen leyes que permiten hacer preediciones universales con el objetivo de dominar la naturaleza y la sociedad. Esta tesis positivista sirvió de impulso e inspiración para la cientifizacion de la economía neoclásica, y con ellos liberarse de la tradición moral y ética que poseía el “homo economicus” desde que se originó. Su pretensión era convertirse una ciencia positiva: empírica, exacta y pura, mediante la formulación de leyes matemáticas universales, para explicar los fenómenos sociales y las fuerzas que lo provocan. La teoría física de Newton también ejerció una gran influencia en la cientifizacion de economía neoclásica, mediante la teoría de la gravitación universal. Esta teoría sostiene que las fuerzas contrapuestas mantienen un equilibrio armónico. Esta ley se pretendía aplicar analógicamente al comportamiento económico de los fenómenos sociales. El esfuerzo por liberar la nueva economía de la moral hedonista que predominaba en el utilitarismo, también se favoreció con la llegada del neopositivismo lógico, cuyo objetivo más importante era crear una ciencia unificada en la cual reunir todo conocimiento, siguiendo el modelo newtoniano. Otra tarea que tenia el neopositivismo lógico era establecer los criterios que permitieran identificar las ciencias de las no ciencias.
El esfuerzo orientado en convertir la economía en una ciencia positiva, libre de toda moral hedonista, a fin de obtener una ciencia matematizada y rigurosa, construida bajo el nuevo paradigma científico (neopositivismo lógico), exigía el cambio del significado del concepto de utilidad que poseía un carácter psicológico balance entre placer y dolor, por el de preferencia o bienestar material. Sin embargo la purificación de la economía no se realizo plenamente, sino que dentro del modelo de “homo economicus” moderno existen algunos remanentes de la moral hedonista como la consecuenciabilidad, y el individualismo metodológico que procura la mayor felicidad para el mayor numero de personas.
La tesis de la selección natural de Charles Darwin usada para sustentar las acciones del homo enomicus como algo natural, también sirvió para fortalecer la teoría de equilibrio general, que se debe llegar a cabo mediante la competencia en el libre mercado. De este modo, la selección natural representaba una gran base científica para explicar el libre mercado a través de la competencias y la adaptación al entorno. Las luchas constantes por la supervivencia económica dentro del libre mercado, replantea el tema ético-moral. ¿Cómo se desenvolvería un mercado donde todos sus competidores (homo economicus) poseen los mismos intereses?, ¿a caso no es necesario que se establezca una ética que reglamente los intercambios comerciales?. La pretensión de la economiza neoclásica de crear un modelo económico positivo que prescindiera de la moral y de la ética no fue alcanzada en su totalidad, ya que es imposible que un “libre mercado” funcione correctamente sin normas y reglas ético-morales. Ni siquiera un homo enonomicus sería capaz de confiar en otro homo economicus, ya que lo concibe como su enemigo o competidor, que solo busca sacarle provecho económico.
Dada ésta realidad, ninguna ciencia de carácter social puede prescindir de los valores ético-morales que definen y rigen el comportamiento humano en la sociedad. Es inminente el hecho de que el homo economicus independientemente de si es un modelo positivo o no, contiene valores éticos y morales que reglamentan los intercambios comerciales. Este modelo comparte algunos rasgos con el hombre de negocio que predomina en la actual sociedad. El problema está en que el homo economicus posee cierta ética y valores morales que se oponen al modelo económico justo en el que prevalece la moral cristiana, fomentando y legitimizando las competencias desiguales, el uso de cualquier medio para maximizar la utilidad, y el interés individual económico, como actitudes propias y naturales de un autentico hombre racional.
Biografía
González Fabre, R., S.J., Ética y Economía.
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